domingo, 30 de julio de 2017

Yupanqui y Piazzolla 25 AÑOS en Bahía Blanca

Al cumplirse en este año 25 años de la partida de dos imprescindibles de la historia de la música nacional como lo son Atahualpa Yupanqui y Ástor Piazzolla, el próximo sábado 5 de agosto a las 21,30 hs en el Teatro Municipal de Bahía Blanca, se presentará el espectáculo "YUPANQUI Y PIAZZOLLA 25 AÑOS" con un elenco de lujo: las destacadas cancionistas Nora Roca y Gaby "la voz sensual del tango", el virtuoso guitarrista Jorge Vignales, la exquisita concertista de piano Susana Persia y el grupo "Volpe Tango Contemporáneo" dirigido por el afamado pianista, compositor y arreglador Víctor Volpe.
Este concierto repasará lo más destacado de la obra de los dos míticos músicos nacionales.
Bajo producción de José Valle, para el prestigioso “Ciclo cultural Bahía Blanca NO Olvida”.
Atahualpa Yupanqui:Nació el 31 de enero de 1908 en el Campo de la Cruz (de la familia Segoburo, sus tíos abuelos vascos). Era una antigua posta rural, equidistante del pueblo de Colón y del pueblo de Pergamino, al norte de la provincia de Buenos Aires.
. Fue improvisado maestro de escuela, luego tipógrafo, cronista y músico. Jugó tenis, boxeó y se hizo periodista. A los 19 años de edad, compuso su canción «Camino del indio».​ Conoció Jujuy, los valles calchaquíes y el sur de Bolivia.
La cantante Edith Piaf lo invitó a actuar en París el 7 de julio de 1950. Inmediatamente firmó contrato con Chant du Monde, la compañía de grabación que publicó su primer LP en Europa, Minero soy, que obtuvo el primer premio de mejor disco de la academia Charles Cros, que incluía 350 participantes de todos los continentes en el Concurso Internacional de Folclor. Posteriormente, viajó extensamente por Europa.
N. Roca y V. Volpe
Yupanqui alternaba entre sus casas en Buenos Aires y Cerro Colorado (provincia de Córdoba). Durante 1963 y 1964, realizó una gira por Colombia, Japón, Marruecos, Egipto, Israel e Italia. En 1967 realizó una gira por España estableciéndose finalmente en París (Francia). Volvió periódicamente a la Argentina ―en manos de diversas dictaduras―. En 1973, con el regreso de Juan Domingo Perón, apareció en la película Argentinísima II. Pero sus visitas se hicieron menos frecuentes cuando la dictadura cívico-militar (1976-1983) de Jorge Rafael Videla llegó al poder en marzo de 1976.
Con el regreso de la democracia, a mediados de los años ochenta presentó varias obras en el famoso café concert y galería La Capilla, ubicado en Suipacha 842 (Buenos Aires). En 1985 obtuvo el premio Kónex de brillante como mayor figura de la Historia de la música popular argentina.11​ En 1986, el Gobierno de Francia lo condecoró como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras. En 1987 volvió a Argentina para recibir el homenaje de la Universidad Nacional de Tucumán. En 1989 debió internarse en Buenos Aires para superar una dolencia cardíaca, pese a lo cual en enero de 1990 participó en el Festival de Cosquín. Sin embargo, a los pocos días Yupanqui viajó a París para cumplir con un contrato artístico.
El 14 de noviembre de 1990 falleció en Buenos Aires su esposa Paula Nenette Pepín (1908-1990).
En 1992, Yupanqui volvió a Francia para actuar en la ciudad de Nîmes, donde se indispuso y falleció el 23 de mayo de 1992. Por su expreso deseo, sus restos fueron repatriados y descansan en Cerro Colorado.
Gaby 
Sus composiciones forman parte del repertorio de innumerables artistas, tanto en Argentina como en distintas partes del mundo.
Astor Pantaleón Piazzolla nació en Mar del Plata, Argentina en 1921, vivió gran parte de su niñez con su familia en Nueva York, donde desde muy joven entró en contacto tanto con el jazz como con la música barroca de Bach.
Piazzolla conoció a Carlos Gardel en Manhattan en 1934, al llevarle un presente realizado por su padre. A Gardel le cayó muy bien el joven, y le resultó muy útil para realizar sus compras en la ciudad, ya que el joven conocía muy bien la ciudad, además que dominaba el inglés, idioma que Gardel desconocía totalmente. Al año siguiente el cantor lo invitó a participar en la película que rodaba en esos días, El día que me quieras, como un joven vendedor de diarios.
En 1938 llegó a Buenos Aires, donde, luego de pasar brevemente por varias orquestas, fue incorporado a la del bandoneonista Aníbal Troilo, que se había constituido en 1937 y jugó un papel trascendental en el apogeo del tango en los dos decenios siguientes. Además de bandoneón de fila, Astor fue allí arreglador y ocasional pianista, en apurado reemplazo de Orlando Goñi, tan brillante como incumplidor. Troilo prohijó a Piazzolla.
El ímpetu renovador de Astor comenzó a desplegarse en 1944, cuando abandonó a Troilo para dirigir la orquesta que debía acompañar al cantor Francisco Fiorentino. Aquella fue la extraordinaria conjunción de un vocalista enormemente popular y un músico de talento único.
En 1960 forma la agrupación que definiría su estilo musical definitivamente, que sería la base de agrupaciones posteriores y a la que volvería cada vez que se sentía frustrado por otros proyectos: el Quinteto Nuevo Tango, formado en su primera versión, por Piazzolla en el bandoneón, Jaime Gosis en piano, Simón Bajour en violín, Kicho Díaz en contrabajo y Horacio Malvicino en guitarra eléctrica.
Con esta agrupación daría a conocer Adiós Nonino y todas las composiciones que dieron forma a su estilo y que serían las más recordadas: Las Estaciones (Verano Porteño, Otoño Porteño, Invierno Porteño y Primavera Porteña), La Serie del Ángel (Introducción al ángel, Milonga del ángel, Muerte del ángel y Resurrección del ángel), La Serie del Diablo (Tango diablo, Vayamos al diablo y Romance del diablo), Revirado, Fracanapa, Calambre, Buenos Aires Hora Cero, Decarísimo, Michelangelo ´70 y Fugata, entre otros. Esa última pieza está basada en la obra del compositor alemán Johann Sebastian Bach.
En 1967 empieza su colaboración con el poeta Horacio Ferrer, con quien compuso la operita María de Buenos Aires, que se estrenaría al año siguiente, con la cantante Amelita Baltar. Por otra parte, Piazzolla inicia con Baltar una relación sentimental que durará cinco años.
En 1969, Piazzolla y Ferrer componen la exitosa Balada para un loco, que supondría una popularidad súbita para Piazzolla.
Luego de unos años de recibir premios por sus composiciones y de experimentar con un noneto, en 1972 se presenta por primera vez en el Teatro Colón y comparte escenario con Anibal Trolio y Horacio Salgán. En 1973 graba en Italia Libertango.
El 4 de agosto de 1990, Astor sufrió una trombosis cerebral mientras estaba en París que, lamentablemente, le dejó serias secuelas que no superó. Piazzolla murió en Buenos Aires, el 4 de julio de 1992, a los 71 años.

sábado, 15 de julio de 2017

Hace 117 años nacía Enrique Cadícamo

Ciento diecisiete años atrás llegaba al mundo el hombre que se convirtió en un eximio compositor de letras de tango. Los cantores más importantes de todos los tiempos lo interpretaron.
Cadícamo tenía una sólida formación literaria. Había leído a Verlaine, Baudelaire, Rimbaud y Darío. Conocía la poesía de Lugones, Olivari y Girondo. Leía mucho y bien, y le sobraba talento. Sus versos están incorporados definitivamente al imaginario popular. “Hoy vas a entrar en mi pasado”, no necesita mayores presentaciones. Lo mismo puede decirse de “Vuelvo amargado a la casita de mis viejos”, “Hasta que entonces llegó un argentino y a la francesita la hizo suspirar”, “Un juego de calles se da en diagonal”, “Es la tarde cruel y fría que a mi gris melancolía la trabaja de emoción”, “Pobre mina que entre giles se creyó Mimí Pinsón”, “Más para qué vamos a hablar de cosas viejas si vos has perdido muñeca el corazón”, “Ninguna escena ningún llanto, simplemente fue un adiós inteligente entre los dos”.
Cadicamo incorpora las preguntas sin respuestas o sin respuestas aparentes: “¿Dónde estarán Traverso, el Cordobés y el Noy, el Pardo Augusto, Flores y el Morocho Aldao?” o “¿Dónde andarás Puente Alsina, dónde andarás Balmaceda...?” o “¿Qué habrá sido de esa barra...”? Y, tal vez, uno de los poemas bajo signo de interrogación más lindo de su obra. Me refiero a una estrofa de “La novia ausente” : “¿Qué duendes lograron lo que ya no existe? ¿Qué mano huesuda fue hilando mis manos?”. Y ese final de conmovedora belleza: “¿Y qué mano altiva me ha hecho tan triste, triste como el eco de las catedrales?”.
Según sus propias declaraciones, Cadícamo no se tomaba muy en serio su labor de poeta. Decía que muchos tangos los había escrito en un rato y que si se hubiera demorado más los habría arruinado. Con todo respeto, no le creo. Es verdad que la poesía popular tiene sus reglas y sus exigencias que a veces conspiran contra la creación poética, pero en Cadícamo hay poesía. O hay como decía el famoso jingle publicitario del “Glostora tango club” : “Gotitas, muy poquititas gotitas de Glostora para un peinado brilllante todo el día”. Esa gotitas de poesía alcanzaban y sobraban para improvisar tangos perdurables.
“Garúa por ejemplo tiene un verso notable. “Corazón vencido con tristeza de tapera”. Cualquier improvisado no escribe “Nieblas del Riachuelo “, “Nostalgias” “ Rubí”, “Rondando tu esquina”, “La luz de un fósforo”. Algo parecido puede decirse, por supuesto, de “Los mareados” y ese gran tango, que Charlo estrenó con su habitual inspiración, que se llama “Ave de paso”
Los tangos picarescos, burlones también son importantes como muy bien lo sabía la Negra Bozán: “Che Bartolo”, “El que atrasó el reloj” o “Dos en uno”. “Al mundo le falta un tornillo”, compite con “Cambalache”. Capítulo aparte merecen aquellas composiciones que aluden a la noche, al cabaret y a las prostitutas, un ambiente en donde Cadícamo siempre se sintió cómodo. Me refiero a “Muñeca brava”, “ Che papusa oí”, “Callejera”, “Santa Milonguita”, “Pompas de jabón”. O “Palais de Glace” interpretado por Ángel Vargas como sólo él sabía hacerlo. En la misma línea, el “Ruiseñor de las calles porteñas” incluye “Tres esquinas”, “A pan y agua”, “A quién le puede importar” o “El aristócrata”, conocido antes de la censura como “Shusetha”.
Julio Sosa se lució con “Madame Ivonne” y “Che papusa oí”. Y con ese otro tango que relata una historia perfecta entre hombres: “Pa mi es igual”. Goyeneche interpretó para la historia de todos los tiempos “Los mareados “, y “Garúa”, por mencionar sólo a los que más me gustan. Edmundo Rivero incluyó a “Muñeca brava”, Héctor Pacheco a “Nostalgias”, “Rondando tu esquina” y “La casita de mis viejos”. Alberto Marino a “Tres amigos”, Rubén Juárez a “Cuando tallan los recuerdos”. Por su parte, Floreal Ruiz cantó “Por la vuelta” y Francisco Fiorentino “Pa que bailen los muchachos” .
Cadícamo vivió casi un siglo y estuvo lúcido hasta el final. Recibió todos los honores en vida pero, como se dice en estos casos, nunca se los creyó. No era simpático ni complaciente. Era un duro salido de alguna letra de tango o de alguna novela de Raymond Chandler. Hablaba poco y se reía menos. Sus anécdotas de un Buenos Aires que se fue recorrida por hombres y mujeres que ya no estaban eran sabrosas y ocurrentes. Como Bustor Keaton se divertía él y divertía los oyentes sin reírse. Estaba convencido de la muerte del tango, por lo menos de los poemas tangueros. Consideraba que ellos respondían a un irrepetible clima de época. “El tango ya se quedó -decía-. es imposible hablar de un tango que venga”. No estaba del todo equivocado, pero me hubiera gustado discutírselo.

viernes, 7 de julio de 2017

Charlo hoy cumpliría 111 años

Nació un 6 de julio de 1906 en la estancia familiar "El Avestruz", entre las estaciones ferroviarias Guatraché y Avestruces de la localidad de Puán, en la provincia de Buenos Aires. En Puán asistió a la escuela primaria al mismo tiempo que realizaba sus estudios de solfeo y piano en el Conservatorio Santa Cecilia, teniendo como maestro al Sr. Alejandro Leone.
Una vez terminados los estudios primarios fue enviado a un internado de La Plata para cursar el colegio secundario, y en 1922 la familia se instaló en el barrio porteño de Belgrano.
Perfeccionó sus estudios de piano, armonía, contrapunto y composición en el conservatorio de Rafael Ortega y posteriormente en el de Orestes Castronuovo. "... lo primero que toqué fue el violín, de oído; después la guitarra, y chapurreaba el piano. Yo lo que quería era tocar el piano, pero lo maltrataba. Por eso me hicieron estudiar... " (Charlo, en un reportaje).
Durante una fiesta de fin de curso realizada en 1924 en el cine General Belgrano de la Av. Cabildo, tuvo la tarea de acompañar en piano a los diferentes cantantes de la gala, e incluso se animó fuera del programa, a cantar. En dicha fiesta se encontraban presentes el Ing. Enrique Del Ponte y el Sr. De Bari, ambos dueños de Radio Cultura, quienes impresionados por su carisma y calidad de pianista, decidieron invitarlo a participar en la emisora, que era la más escuchada en ese entonces, por los pocos poseedores de aparatos a galena. El Ing. Enrique del Ponte fue quién le sugirió el seudónimo artístico Charlo, derivado de Charles (Carlos), ya que los oyentes no podrían retener lo extenso de sus nombres y apellidos. Al poco tiempo Charlo se convirtió en el cantor y pianista figura de Radio Cultura. "Y en un fin de curso, acá en Buenos Aires, se hizo una fiesta en el cine General Belgrano, donde toqué el piano y canté; estaban los dueños de Radio Cultura, un señor De Bari, que era diputado, y un señor Del Ponte. Nos hicieron una invitación a mí y a otros de los muchachos que habían actuado, para visitar la radio. Un día me picó la curiosidad y fui. Toqué el piano y canté. Empezaron a llamar por teléfono. El caso es que me vinieron a buscar para actuar y grabar. Ahí empezó mi carrera." (Charlo, en el mismo reportaje).
Su elegante presencia junto a un registro de voz barítono, con tendencia a tenor en sus inicios, y su virtuosismo en la música le abrieron camino a una meteórica carrera artística.
En el año 1925 un vecino de San Cristóbal llamado Américo Fazzari, a la sazón de inspector municipal de teatros, lo conectó con el empresario Alberto J. Ballesteri, quién luego de escucharlo lo contrató como cantor, actor y compositor de uno de los cuadros de una revista musical en el teatro "Comedia" de la calle Carlos Pellegrini. En esa revista estrenó su tango «"Pinta brava"» con letra de Mario Battistella y su fox-trot «"Pim...pum, rataplán"». "En el teatro Comedia, que ya no existe, sin saber que era una primera figura, lo fui, actuando como actor, cantor y autor. Ahí estrené mis dos primeros temas como compositor”. ”El fox-trot era el único tema de la obra que se bisaba. Allí tuve mi primera frustración; yo anhelaba que se bisara el tango, pero lo que hacía furor era el fox. Lo escuchaba tanto que le tomé fastidio y lo castigué: nunca lo edité." (Charlo, en el mismo reportaje).
En ese momento no actuaba ni en radio ni en teatro pero grababa discos para el sello "Electra". El señor Améndola, tío de Juan D´Arienzo, era el dueño de esa grabadora, donde quedaron registrados veinte temas, entre ellos cuatro con letra y música del propio Charlo, acompañado en guitarras por Vicente Spina y Miguel Correa. En ese mismo año es contratado por "RCA Victor", y en su primer disco dejó registrados dos tangos suyos: con letra de Celedonio Flores, «Costurerita», con letra de Francisco Brancatti «Pobre varón».
A partir de 1927, ya abandonada su carrera de abogado, debutó como galán cantor en las famosas revistas, género muy en boga por aquel entonces. Esas obras estaban escritas y dirigidas por tres grandes del teatro y del tango: Manuel Romero, Ivo Pelay y Luis Bayón Herrera.
Mientras se desarrollaba la temporada, fue a buscarlo el representante Miguel Bucino, quien le informó que Francisco Canaro quería grabar con él en el sello "Disco Nacional Odeón", dado que Charlo se había desvinculado de la casa "Víctor" y ya había grabado para "Odeón" con la orquesta de Roberto Firpo, aunque esos discos nunca salieron a la venta. La propuesta de Canaro, quien –según Charlo– fue a verlo para que reemplazara Roberto Díaz, como estribillista de su orquesta, fue que le pagarían treinta pesos por cada estribillo cantado, y su nombre no figuraría en las etiquetas, tal como era costumbre hasta los primeros años de la década del '40. Recién cuando se reeditaron esas grabaciones en formatos distintos a los discos de 78 RPM, pudo rescatarse en algunos casos los nombres de los estribillistas. Lo primero que grabó con Canaro fue el célebre vals «Ramona», y el tango «Lindo tipo de varón». Charlo también realizó grabaciones con la orquesta de Francisco Lomuto, que era artista del mismo sello. Su producción discográfica llega a mil cien registros.
En su faceta como compositor a lo largo de su carrera, Charlo produjo un caudaloso repertorio de canciones que marcaron la década de 1930.
Se inició con un estilo completamente gardeliano (escúchese, por ejemplo, su grabación de «Las vueltas de la vida», de 1928), del que fue desprendiéndose para llegar a un estilo propio. Era además ejecutante de piano, acordeón, violín y guitarra, y compositor que a veces escribió también sus propias letras. "Muchas cosas tenía para escuchar, lógicamente a Gardel. Y era caer en una huella muy trillada (..)" (Charlo, en el mismo reportaje).
Como aditamento a su figura como cantor, actor y compositor, su afinidad por la moda lo convirtieron en un paradigma de la moda masculina de la década de 1930: la moda Charlo marcó tendencia. La misma incluía lucir moño mariposa, sombrero con guantes de cuero, chaqueta cazadora, boquilla de oro para los cigarrillos. Este fenómeno no sólo incrementó su fama, sino que contribuyó al avance del tango de salón en la sociedad porteña.

Gracias a la difusión de sus discos su voz se hizo muy popular en toda América, especialmente en los países limítrofes. Esto le abrió las puertas al exterior, y supo aprovecharlo. En 1932 viajo por primera vez a Uruguay, contratado el empresario por la Casa "Max Gluscksmann" para inaugurar el cine "Rex" de Montevideo. De allí en más Uruguay fue permanentemente visitada por Charlo, así como el Teatro Solís y la Radio Sarandí, siempre lo tuvieron de invitado. En 1935 viaja a Río de Janeiro para una actuación en el Casino donde compuso sobre los versos de Cadicamo su tango «Ave de Paso». También se presentó en la radio Marinki Veiga de Río de Janeiro. Su primera gira importante comenzó en 1938, actuando con suceso en Chile. "Esta es tu oportunidad, vestite y cantá como sabés, y vas a ver que vas a matar", le había pronosticado su mánager José Razzano, y tuvo razón. Actuó luego en Bolivia, Venezuela, Panamá, Cuba y los Estados Unidos. Principalmente en La Habana, Caracas y en Lima su éxito fue tal que lo catapultó a la fama, consagrándolo como sucesor de Gardel. En sucesivas giras siguió ampliando su éxito. En Brasil, como en los países anteriormente citados, entonó tangos, boleros y folklore. En 1955 se instala en Lisboa, Portugal. Su espectáculo "Estampas de Hispanoamérica" tuvo gran suceso en la televisión local, en el Casino Estoril. También actuó el Hotel Embajador y el la célebre boite de entonces Bico Dourado. Luego visitó España y de allí pasó a actuar en Francia y Bélgica, y por último, en 1956, visitó Colombia, donde fue recibido con gran suceso no sólo el músico y cantor de tangos, sino un Charlo universal intérprete de ritmos melódicos y tropicales. En esa gira compuso unos de los últimos éxitos: su «"Tango en Colombia"».
En 1945 Charlo estuvo al borde de la muerte, el avión trimotor con el que había iniciado su gira debió hacer un aterrizaje forzoso. Junto a él se encontraban los tres guitarristas Olmedo, Arana y Torres. Todos ellos regresaban, luego de tres años de gira, a Argentina desde Acapulco, sin embargo en la frontera entre Brasil y Venezuela el trimotor prácticamente quedó sin combustible; sólo tenían bencina para una hora de vuelo. El piloto debió hacer un aterrizaje de emergencia en el Río Negro, un afluente del Amazonas. Se perdieron los equipajes, alhajas y guitarras, pero lograron salir con vida.
Charlo compuso música que versificaron los más importantes poetas de su tiempo como Luis César Amadori, José González Castillo, José María Contursi, Esteban Celedonio Flores, Cátulo Castillo, Francisco Bohigas, Homero Manzi, Enrique Cadícamo, y algunos de la generación anterior como José Gonzalez Castillo, para el tema "El viejo vals"
Entre sus últimas actuaciones se pueden destacar la realizada ante el público de Buenos Aires en 1973, con la orquesta de Osvaldo Requena. Interpretó dieciséis obras suyas conocidas, y dos estrenos: «Tango de la ausencia» y «Diquero».Posteriormente, en julio de 1986, actuó invitado por la Secretaría de Cultura de la Nación, en el teatro San Martín para el ciclo Voces. La gala tuvo como anfitrión al periodista y escritor Mariano Montes. En aquella actuación estrenó el tango orquestal «Cielo Pampa», uno de sus últimos tangos dedicado a su tierra de origen. Por otra parte, hasta pocos años de su fallecimiento Charlo actuó en café concerts acompañado por el maestro Virgilio Expósito.
Incursionó en un medio tan difícil como el cine, rodeado de primeras figuras y sin desentonar. Sus dotes de galán y sus condiciones físicas le permitieron hacerlo con holgura. En 1935, con Mario Soffici, participa en El alma del bandoneón, donde luce sus cualidades de cantor. En 1936, ahora dirigido por Luis César Amadori y junto a Pepe Arias, la Negra Bozán y Alicia Vignoli, participa en el film Puerto Nuevo. Trabajó también en Carnaval de antaño dirigida por Manuel Romero. En el rodaje de este film, conoció a la que sería su mujer hasta 1969, Sabina Olmos. Los acompañaban además Florencio Parravicini, Sofía Bozán y Enrique Roldán. Actuó también en Los troperos, Los muchachos se divierten, Un sueño y nada más y otras películas, en algunas de las cuales fue protagonista. Además participó en varias filmaciones en España.
Charlo fue un galán de su época, al punto que la prensa lo apodó “el cantor de las mil novias”. En 1952 se casa con Rosa Herminia Gómez, cuyo seudónimo artístico era Sabina Olmos. Los dos se habían conocido en la filmación de la película “Carnaval de Antaño”. En 1955, Sabina Olmos por sus ideas políticas fue prohibida por la dictadura autodenominada Revolución Libertadora que derrocó al presidente Juan Domingo Perón debieron exiliarse, ambos realizaron giras por América y España.2 En la gira de Charlo por Europa en la década de 1950, actuaron juntos en el espectáculo "Estampas de Hispanoamérica" . En 1967 el matrimonio se disolvió.
Durante el año 1977 y 1987 estuvo conviviendo con la Sra. Susana Virginia Álvarez bastante más joven que él, quien fuera hija de una gran músico y escritor amigo el Sr. Alberto Álvarez Romero (El Dúo de Los Hermanos Álvarez) con quien trabajó en la década del setenta para que todos los músicos puedan jubilarse como tales (beneficio obtenido desde entonces y hasta la fecha).
Fue en 1987 cuando Charlo conoció a quien fue su última mujer, la artista plástica, diseñadora de joyas y compositora de tango japonesa Akiko Kawarai. De acuerdo a numerosas publicaciones ambos entablaron primero una comunicación epistolar y finalmente cuando Charlo le envía a Japón un casete diciéndole “Venga a Argentina, sino voy para allá” la Sra. Akiko Kawarai decidió abandonar Japón acompañada de sus seis gatos para vivir el resto de su vida junto Charlo en Argentina. Estuvieron juntos hasta que Carlos José Pérez de la Riestra falleció el 30 de octubre de 1990.
Homenajes y distinciones
Al celebrar sus 50 años con el tango, se lo homenajeó en el Teatro Solís, máximo escenario Montevideano.
En 1985 la Fundación Konex lo consideró como uno de los 5 mejores compositores de tango de la historia en la Argentina, otorgándole el Diploma al Mérito de los Premios Konex.
El 29 de junio de 1990, en un acto realizado en el Salón Dorado del Teatro Colón de la ciudad de Buenos Aires, y junto a otras cuarenta personalidades, fue distinguido como Académico de Honor por la Academia Nacional del Tango de la República Argentina.
En el año 2013, al cumplirse 108 años de su nacimiento y por iniciativa del productor artístico José Valle, se realizó el tándem denominado "Sin lágrimas" en homenaje a Charlo, una jornada completa, en Puán, con la colocación una obra de arte de estilo fileteada con la imagen del artista (realizada por el reconocido pintor Pedro Araya), una conferencia sobre su vida y obra, y un show de tango encabezado por la cantante Gaby, "la voz sensual del tango". En agosto de ese mismo año, durante el transcurso del XV Festival y Mundial de Tango de la ciudad de Buenos Aires, hubo una jornada completa de homenaje al cantante, y durante el 3.er Festival Nacional de Tango "Carlos Di Sarli" de la ciudad de Bahía Blanca se le recordó con la colocación de una imagen suya en el café y museo histórico de esa localidad del sur argentino.

martes, 4 de julio de 2017

“Tibio está el pañuelo todavía” el musical de Eva Perón en tiempo de Tango en Bahía Blanca


El viernes 7 a las 18 hs en el Auditorio de las UNS (Av. Colón 80),se presentará el multipremiado musical sobre la vida de Eva Perón en tiempo de tango, “Tibio está el pañuelo todavía”,
escrito e interpretado por Gaby, “La voz sensual del tango”, bajo una idea de José Valle, con la participación del pianista Víctor Volpe y los bailarines Natalia Gastaminza y Gustavo Rodríguez.
 Declarado de Interés Cultural por el Ministerio de Cultura de la Nación, de Interés Provincial y Legislativo por la Cámara de Senadores bonaerense y de Interés Municipal por el Concejo Deliberante de Bahía Blanca.
 En esta ocasión la entrada consistirá en un litro de leche larga vida para distintos comedores de la ciudad que serán distribuidos por la misma Universidad.
Gaby logra una íntima conexión entre el relato de la vida de Evita y las canciones. Su amplísimo margen expresivo y magnífica voz de ricos matices, se enriquecieron con una faena de maestría actoral poco común en cancionistas de tango.
Gaby da vida a una Eva de carne y hueso que poco a poco, va comprendiendo el momento histórico en el que vive, y nos ofrece también una impecable y aguda reconstrucción de los efectos emocionales que los acontecimientos históricos de esa época tuvieron sobre el pueblo argentino. Es un muy buen musical que sumerge al espectador en los episodios más escondidos de la abanderada de los humildes.

Se cumplen 25 años sin Astor Piazzolla

Astor Pantaleón Piazzolla recibió un bandoneón de segunda mano cuando tenía 8 años. Le llegó de manos de su padre, un acordeonista del que heredó su amor por la música.
La familia, descendiente de italianos, se había mudado a Nueva York para establecerse entre 1925 y 1936. Allí, el genio precoz comenzó a estudiar el instrumento y, sin saberlo, a cambiar el curso de la historia de la música porteña.Nació el 11 de marzo de 1921 en Mar del Plata y fue el único hijo de Vicente Piazzolla y Asunta Manetti, marplatenses y descendientes de italianos. Su nombre fue el homenaje que su padre quiso hacerle a un amigo muy querido, Astor Bolongnini, el primer violonchelista de la Orquesta Sinfónica de Chicago. En 1925, la familia se mudó a los Estados Unidos, donde el pequeño descubrió el sonido estridente del jazz y la música barroca de Johann Sebastian Bach, influencias que luego introdujo en sus composiciones.
En 1932, el prodigio debutó en público y compuso su primer tango: Paso a paso hacia la 42, rebautizado por don Vicente como La Catinga. Dos años después conoció al "Morocho" que con su sonrisa hacía suspirar a las mujeres y con su voz arrabalera encantaba a los señores: Carlos Gardel se había instalado en Nueva York y don Vicente no tardó en contactarlo para que el pequeño Astor le llevara un presente. El encuentro sorpresivo dejó al consagrado cantor deleitado por la picardía y genio del chico de 11 años que ya tocaba el bandoneón como un grande. A poco de ese encuentro, Gardel comenzó el rodaje de El día que me quieras, su novena película, e impactado por el recuerdo del niño pidió que lo llamasen para que participara en una escena en la que tenía que interpretar a un canillita. Lo hizo. Su estrella estaba marcada.
En 1936, la familia Piazzolla regresó a Buenos Aires y dos años después Astor descubrió al sexteto del director Elvino Vardano, que más tarde sería su violinista. En 1939, comenzó a "conocer la música", según él mismo dijo décadas más tarde. A los 19 años se convirtió en bandoneonista en la Orquesta Típica de Anibal Troilo —en la cual permaneció hasta 1942— y dejó que su estilo avanzado fuera corregido por Pichuco "para no espantar a los bailarines de la pista". Mientras se volcaba de lleno a los estudios musicales, contrajo matrimonio con Dedé Wolff, su primera esposa y madre de sus hijos.
Piazzolla fue un aprendiz constante y buscaba la perfección en los sonidos que salían de sus manos: estudió piano el mismo año que nació su primera hija, Diana. En 1943 comenzó a escribir composiciones de carácter "erudito" para cuerdas (arpa y guitarra). Al año siguiente fue nombrado Director de la Orquesta Típica que acompañó a Francisco Fiorentino. En 1944 nació su segundo hijo, Daniel.
En 1946, formó su primera orquesta, La 46 y compuso El Desbande, la pieza que él mismo reconoció como "su primer tango". Al año siguiente volvió a incursionar en el cine y actuó en El hombre del sábado, de Leopoldo Torres Ríos. Tres años después inició sus estudios de dirección orquestal con Hermann Scherchen, un reconocido director y arreglista alemán nacido en 1891 que se especializaba en compositores clásico, como Richard Strauss, y que dirigió nada menos que la Orquesta Filarmónica de Berlín. Ese mismo año, debutó como compositor para la banda sonora de la película Con los mismos colores, de Torres Ríos, e inició un extraordinario vinculo entre sus composiciones y el cine, que se extendió por décadas en más de 20 films.
La década del 50 lo encontró con la disolución de su primera orquesta, separada definitivamente luego de grabar un disco para el sello TK (1951). En 1953 presentó en Buenos Aires Tres Movimientos Sinfónicos para el concurso Fabien Sevitzky que se realizó en la Faculta de Derecho. La introducción de bandoneones a una orquesta sinfónica despertó la ira del publico "culto" que terminó a las trompadas. Uno de los premios de ese reto fue una beca por 18 meses a París para estudiar con Nadia Boulanger, una extraordinaria y reconocida docente que lo ayudará a reencontrase definitivamente con su estilo. Sintió vergüenza de decirle que tocaba un bandoneón y que su música era el tango. Cuando llegó al estudio de la francesa le mostró sus partituras premiadas y la mujer fue tajante: "Está muy bien escrita, pero yo no encuentro a Piazzolla acá". Así lo contó: "Entró a investigar mi vida: qué hacía, qué tocaba, qué no… dónde vivía… ¡Parecía del FBI! Y yo tenía mucha vergüenza de contarle que era un músico de tango. Al final le dije: 'Yo toco en un nightclub', no quise decir cabaret. Y ella:'Nightclub', mais oui, pero eso es un cabaret'. 'Si', respondí y pensé: 'A esta vieja le voy a dar con un radio en la cabeza'. ¡Se las sabia todas!"
Recordándola con gran afecto, en su ultima visita a Chile —julio de 1989— prosiguió: "Ella me enseñó a creer en Astor Piazzolla, en que mi música no era tan mala como yo creía. Yo pensaba que era una basura porque tocaba tangos en un cabaret y resulta que yo tenia una cosa que se llama estilo. Sentí una especie de liberación del tanguero vergonzante que era yo. Me liberé de golpe y dije: 'Bueno, tendré que seguir con esta música, entonces'".
"Adiós Nonino fue compuesto en 1959, cuando Astor andaba en gira por Centroamérica. En esos momentos recibió la noticia de la imprevista muerte de su padre, don Vicente Piazzolla, a quien apodaban Nonino. Llegado de Nueva York, de vuelta de esa gira, en un momento de profunda tristeza, de angustias económicas (…) se sumaba la desaparición de su padre, allá lejos, en la Argentina. Es cuando escribió Adiós Nonino. Bajo la presión de semejante estado de ánimo brotaron espontáneamente las inmortales notas", revela sobre esa obra cumbre el sitio Todo Tango y explica: "Recompuso el primitivo 'Nonino', compuesto en París en 1954 (…) del cual conservó la parte rítmica. Reacomodó lo demás y agregó ese prolongado y melódico fragmento, de notas largas y sentidas, en el que subyace un profundo, ahogado y angustioso lamento. El llanto contenido y el dolor del hijo, a tanta distancia, se manifestó en ese triste y acongojado pasaje. En esas dos frases de ocho compases (cuatro más cuatro), que se repiten formando un precioso tramo de dieciséis compases, está el auténtico sentido y justificación de la obra. El artista, sin lágrimas, lloró esa noche, pero a través de su arte. Y dejó para la historia de la música argentina una de sus más bellas e imperecederas páginas".
Durante los 17 años posteriores a la desaparición física de su padre, Astor le hizo al menos 20 arreglos musicales a la pieza que sin dudas lo describe entero y lo lleva a la mente de quien escucha la primera estrofa. Es inconfundible.
En 1966 se separa de Dedé Wolff, su esposa, y dos años más tarde conoce a Amalita Baltar, quien se convertirá en su segunda mujer. Ese mismo año conoce al escritor Horacio Ferrer con quien escribirá en 1969 uno de sus tangos cantados más emblemáticos: Balada para un loco (interpretada por primera vez por Baltar y posteriormente grabado para el sello RCA por Roberto Goyeneche). Luego de unos años de recibir premios por sus composiciones y de experimentar con un noneto, en 1972 se presenta por primera vez en el Teatro Colón y comparte escenario con Anibal Trolio y Horacio Salgán. En 1973 graba en Italia Libertango.
El 18 de mayo de 1975, otra pérdida lo golpea: Aníbal Troilo, a quien quiso como un amigo y un padre, murió y de su dolor nació la Suite Troileana. Ese mismo año dejó Roma y se instaló en París, aunque esporádicamente regresaba a Buenos Aires. En uno de esos viajes (1976) Zita, la mujer de "Pichuco" le regaló uno de sus bandoneones. Ese mismo año realizó un concierto memorable en el Teatro Gran Rex, donde el 11 de marzo conoció a Laura Escalada, su última mujer.
El 4 de agosto de 1990, Astor sufrió una trombosis cerebral mientras estaba en París que, lamentablemente, le dejó serias secuelas que no superó. Piazzolla murió en Buenos Aires, el 4 de julio de 1992, a los 71 años.