martes, 26 de febrero de 2013

OSMAR MADERNA : El Chopín Tanguero


Uno de los mas geniales compositores y directores de nuestro tango, nacido en la Ciudad de Pehuajó - Provincia de Buenos Aires - . Su padre Don Juan y su madre Ángela Maria Nigro, más su siete hermanos componían la familia Maderna. 
    Don Juan tocaba el acordeón y tenía un conjunto local que animaba todos los bailes y fiestas que se realizaban en la ciudad.
    Comenzó sus estudios de piano a los seis años con la profesora Leonilda Lugones.
    Siendo muy joven Maderna, ingresa como locutor en la radio de la ciudad de Pehuajó a la par que iba perfeccionando sus estudios de piano.
    Como alumno era el más aventajado del conservatorio donde estudiaba y junto a otros compañeros formaron una orquesta a la que denominaron “Vitaphone”. El novel director tenía solo 13 años y a los quince ya se había recibido de profesor de piano. 
    A raíz de los éxitos obtenidos con su conjunto y al ser escuchado por Feliciano Brunelli, quien le aconseja radicarse en Buenos Aires,  Maderna, convencido por Don Feliciano, se traslada  en el año  1938 y de inmediato  se incorpora a la orquesta de Manuel Fernández. 
    Tal perfecta era su digitación y su forma de tocar que los directivos de Radio Belgrano lo contratan como pianista solista de la emisora. 
     En la misma radio actuaba Miguel Caló quien ya había oído a Maderna y es así que lo contrata para actuar en su orquesta en reemplazo de Héctor Stamponi. 
    Desde sus comienzos, nuestro pianista, se hizo cargo de los arreglos y tras el ingreso de otros jóvenes músicos muy talentosos nació así La Orquesta de las Estrellas. 
    Su permanencia en la misma duró hasta 1945, cuando Maderna forma rubro con el cantor Raúl Iriarte, pero la misma no obtuvo el éxito esperado y al poco tiempo Iriarte retorna a la orquesta de Caló mientras que Maderna forma la propia. Su debut se produjo en la Confitería “Ruca, luego el  “Café Marzotto” pasando más tarde al “Tango Bar” a la par que graba sus primeros cuatro discos en el sello Son Dor de Montevideo. Sus dos primeros cantores fueron Orlando Verri y Luis Tolosa. Las cuatro primeras versiones llevadas al disco fueron: “Chique”. “Margo” y “Solo Cerrazón” con la voz de Orlando Verri, mientras que Luis Tolosa interpretó la milonga “Viejito Calavera”, sumándose dos temas nunca editados “Concierto en la Luna” y “Don Juan”,  registros del año 1946. 
    Ese mismo año es contratado por el sello RCA Víctor, grabando sus dos primeras versiones “El Bajel” y “Lluvia de Estrellas”, registros del 24 de junio de 1946. En su corta trayectoria en este sello dejó grabado un total 51 temas.
    Ya para 1947, Maderna había obtenido su carnet de piloto civil tras cursar horas de vuelo de capacitación, volar era su pasión y el 28 de abril de 1951 colisionó en pleno vuelo con la máquina que piloteaba otro amigo que lo estaba filmando, y al acercarse demasiado se produjo el fatal accidente falleciendo ambos en la localidad de Lomas de Zamora. 
    Contaba solo 33 años de edad y ya estaba encandilando a los amantes  del tango. Se venía perfilando como uno de los directores y compositores más talentosos del momento. 
    Los cantores que pasaron por su orquesta fueron: Orlando Verri, Luis Tolosa, Pedro Datila, Mario Corrales (después Mario Pomar), Héctor de Rosas y Adolfo Rivas. 
    De su destacada obra de compositor se destacan: “Que te importa que te llore”, “Jamás retornarás”, “La noche que te fuiste” “Concierto en la luna”, “Lluvia de estrellas, “Escalas en azul”, “Pequeña” y muchas obras más.
    Poco tiempo después de su desaparición física, quien había sido primer violín de su orquesta,  Aquiles Roggero, vuelve a armar un conjunto con la participación del cantor Adolfo Rivas, denominándola “Orquesta Símbolo Osmar Maderna”. 

Grabaciones por la Orquesta de Osmar Maderna pertenecientes a los sellos SONDOR de Uruguay y RCA Victor de Argentina.


SELLO SONDOR - MONTEVIDEO - URUGUAY - AÑO 1946
01 - Margo - Armando Pontier y Homero Exposito - Orlando Verri - 1946
02 Viejito calavera (Mil) - Luis Rubistein - Luis Tolosa - 1946
03 Chique - Ricardo Luis Brignolo - 1946
04 Solo cerrazon - De la Torre y Varela - Orlando Verri - 1946


GRABACIÓN PARTUCULAR EN ACETATO - INEDITO - 
05 Cancion desesperada - Enrique Santos Discepolo - canta Luis Tolosa (acetato)


SELLO RCA VICTOR DE ARGENTINA - 
06 El vuelo del moscardon - Rimsky Korsakof -13-5-1946
08 Malva - Enrique Delfino y Catulo Castillo - canta Orlando Verri - 19-6-46
09 Concierto en la luna - Osmar Maderna -26-9-46
14 Tarde gris - Juan B. Guido y Luis Rubistein - canta Pedro Datila - 23-11-46
29 El marne - Eduardo Arolas - 18-9-47
35 Rincones de Paris - Osmar Maderna y Catulo Castillo - canta Mario Corrales -16-12-47
39 El Pillete - Graciano de Leone - 26-1-49
40 - Para ti madre (Vals)-  Jose Mocciola y Juan V Clauso - 26-1-1949
42 - Pequeña (Vals)- Osmar Maderna y Homero Exposito - Hector de Rosas -21-7-1949
45 Divina - Maderna - J.De La Calle y Joaquin Mora - Hector De Rosas - 14-12-49
48 Al compas de tu mentira - H.A.Canziani y R. Sciamarella  - canta Pedro Datila - 2-2-50
49 Escalas en azul - Osmar Maderna - 17-5-50
50 - La cumparsita - Gerardo Matos Rodriguez - 17-5-1950

lunes, 25 de febrero de 2013

MUÑECAS BRAVAS LA APUESTA FUERTE TANGUERA EN LA FIESTA DE LA SOBERANIA PATAGONICA


Muñecas Bravas

El próximo domingo 10 de marzo, en el marco de cierre de la Fiesta de la Soberanía Patagónica, el escenario Zacarías Herrero de la ciudad de Carmen de Patagones se verá engalanado por tres bellezas tangueras que componen el grupo “Muñecas Bravas”. Ellas son la morocha bahiense Gaby “La Voz Sensual del Tango”, la audaz porteña Patricia Malanca y Geraldine Trenza Cobre, encarnación pura de épocas, ritmos y personalidades fusionadas en un cuerpo de mujer.
Estas tres damas vienen arrasando en festivales y escenarios nacionales desde mediados del año pasado, y no solamente ante la platea masculina ya que su espectáculo es netamente dedicado a la mujer: sus diversos roles en el tango, las letras que los autores les han dedicado desde el principio de los tiempos en el 2x4 y la actitud actual para con los hombres, en una etapa en que “ellas” los han igualado en el plano social, laboral y cultural.
“Con las chicas somos una muy buena combinación: tres mujeres fuertes, con identidades marcadas, y todo lo que hacemos en conjunto potencia nuestras individualidades. Nos llevamos muy bien sobre el escenario y abajo también, nos reímos mucho, nos divertimos, disfrutamos el show que hacemos, nos encanta el público participativo, y esa energía que tenemos entre nosotras se transmite. Confiamos en que la gente de Patagones se va a enganchar con la propuesta y van a participar con nosotras en cada tango”, expresa Geraldine.
El anuncio es altamente prometedor y las chicas están impacientes por llegar a la ciudad del sur bonaerense. Gaby nos cuenta: “Patricia y Geraldine no conocen Patagones todavía y seguramente les va a encantar el lugar y su gente. Yo siempre tuve familia allí por lo que lo frecuentaba de pequeña e inclusive participé en el certamen competitivo de la Fiesta cuando aún llevaba el nombre de Fiesta del 7 de Marzo. Es un placer poder volver a cantar en ese escenario, cerca de lugares que llevo entre mis más queridos recuerdos y con una propuesta que realmente me gusta y me complace ofrecer”.
A simple vista puede notarse la dedicación y entusiasmo que las jóvenes han puesto en el grupo, aun conservando sus respectivas carreras de solistas. El show es realmente atractivo porque propone algo diferente a lo existente, es divertido y cultural a la vez, tiene estilos muy diferentes, buen guion y seleccionado repertorio con piezas clásicas poco escuchadas en los recitales de la actualidad.
“Trato de imaginar la pueblada popular maragata donde hasta las mujeres se vistieron de milicianos para disimular frente a la superioridad numérica del ejército brasilero atacante. Trato de imaginar el sentimiento visceral que predispone a defender la soberanía, antes, ahora y siempre. Ese sentimiento que más sólido se forja, cuanto más al sur nace. Creo que es saludable que un pueblo recuerde sus gestas, que estos festivales sirvan para para poner esa audacia maragata arriba de un escenario y continuar haciendo soberanía en el intercambio cultural entre todas las expresiones artísticas que construyen la identidad de nuestro país”, concluye Patricia, la muñeca apasionada.

sábado, 23 de febrero de 2013

Alberto Vila


Nacido en Montevideo(ROU) el 25 de setiembre de 1903. Su carrera comienza luego de un ensayo privado para la plana mayor de los "Atenienses" una noche de agosto de 1927, acontecimiento que recordara siempre la memoria privilegiada de Víctor Soliño, entonando en la ocasión las estrofas del popular tango "Siga el corso" (de Anselmo Aieta y Francisco García Jiménez).
Debutó en la Troupe Ateniense en el teatro "Solís" de Montevideo el 6 de octubre de 1927, haciendo imitaciones de Carlos Gardel, prolongando sus actuaciones cuando el celebrado conjunto pasó a actuar en el teatro "Coliseo" de Buenos Aires y la empresa Víctor le ofrece un contrato para grabar discos que comienza a cumplir el 12 de diciembre de 1927, registrando cuatro temas, que formarán parte de sus dos primeros discos, tres de ellos tangos uruguayos y un vals de Antonio Sureda y Homero Marizi, "Ensueño". Corresponde recordar los tangos "Perdonala" (Juan Agnese, Víctor Soliño y Roberto Fontaina), "Niño bien" (Juan Antonio Collazo, V. Soliño y R. Fontaina) y "Ché papusa oí" de Gerardo Matos Rodríguez y versos de Enrique Cadícamo.
Alberto Vila seguía en Montevideo, desempeñando tareas como funcionario del Banco de Cobranzas y viajaba frecuentemente a Buenos Aires a cumplir sus compromisos de grabación. El 12 de abril de 1928 interviene como solista en versiones para discos de la troupe Ateniense en tres espléndidas canciones: "Golondrinas" (zamba), "En un pueblito español" (vals) y "Príncipe azul" (fox-trot).
Prácticamente decidido en 1929 para realizar una gira por Europa, en el mes de julio del citado año recibe un telegrama de Radio Prieto de Buenos Aires ofreciéndole un contrato de actuación por tres meses, que acepta y cumple. Su presencia en Buenos Aires despierta el interés de los empresarios de los teatros "Empire" y "Florida", con espléndida retribución, lo que lo induce a renunciar definitivamente a su empleo para dedicarse de lleno a sus actividades artísticas.
Realiza giras por toda la Argentina, matizadas por frecuentes presencias en Montevideo. En enero de 1933 actúa ante los micrófonos de Radio El Espectador y Sport, respaldado en la ocasión por un trío de guitarras formado por Baudino, Pardo y Pérez.
Promediando la década del 30, se destaca ampliamente como actor en el cine argentino, donde también se luce como cantor. "Radio Bar" (1936) lo incluye en un reparto junto a Lidia y Violeta Desmond, Alicia Barrié, Gloria Guzmán y Juan Carlos Thorry y la orquesta de Elvino Vardaro. A esa película le siguen "Cuatro corazones" (1939), "Retazo" (1939), "La casa del recuerdo" y "Confesión" (1940), viajando a Estados Unidos para intervenir en el filme "Se conocieron en la Argentina" con la actriz Mauren O'Hara, donde acompañado por la orquesta de Lud Gluskin canta en inglés y en español. Transcurría el año 1941.
Al retornar a Buenos Aires se destaca en el cine nuevamente. En 1942 en "Mañana me suicido" y "Amor último modelo". Finalmente, en 1946 aparece en "Camino del infierno" y "Adiós pampa mía".
Cabe consignar que Alberto Vila también hizo cine en Montevideo. El 17 de agosto de 1938 se estrenaba en el desaparecido "Ambassador" en la calle Julio Herrera y Obes entre 18 de Julio y San José, "Soltero soy feliz", donde el celebrado artista se lucía junto a Ramón Collazo, cabeza del elenco.
Años más tarde (1946), en una producción rioplatense actuó en "Los tres mosqueteros", cuyas escenas principales fueron registradas en las escalinatas de nuestro hermoso Parque Capurro.
Realizó inolvidables temporadas en las principales emisoras radiales de Buenos Aires. Su naturalidad y su auténtica simpatía a las que agregaba su canto tan personal le permitieron ser un auténtico triunfador.
En la plenitud de sus espléndidas condiciones artísticas, cuando aún lucía su auténtica juventud, Alberto Vila puso broche final a su carrera de actor y de cantor. Radicado en Buenos Aires, emprendió algunos negocios, alejado por completo de todos los lugares de sus triunfos.
Encontrándose en Montevideo, rodeado de sus familiares, un síncope cardíaco lo abatió, sorpresivamente, el 23 de febrero de 1981.

viernes, 22 de febrero de 2013

Ricardo Ostuni Un radical de pura cepa y un tanguero apasionado


A los 76 años murió ayer en esta ciudad el dirigente, escritor y ensayista Ricardo Ostuni.
Radical de paladar negro, siempre combinó la función pública con su pasión por el tango y, en particular, por la vida y obra de Carlos Gardel.
Amigo de Fernando de la Rúa desde la década del 60, cuando ambos militaban en Intransigencia Radical, línea del partido que respondía a Amadeo Sabattini, Ostuni dio sus primeros pasos en política como asesor del ministro de Comunicaciones de Arturo Illia, Antonio Pagés Larraya.
Descendiente de italianos de un pueblo que se llama igual que su apellido, a orillas del Adriático, estuvo casado con Ana Edith Rocca y tuvo ocho hijos: siete varones y una mujer. Todos, como él, hinchas de Boca Juniors.
Como creativo publicitario, y con el retorno de la democracia ya asentado, ocupó la Secretaría General de la municipalidad porteña, con el intendente Julio César Saguier. Volvió al mismo cargo, devenido en subsecretaría, cuando De la Rúa se convirtió en el primer jefe de gobierno de la ciudad, en 1996.
Tuvo a su cargo una suerte de "guardia de auxilio", dedicada a atender asuntos urgentes, como inundaciones e incendios.
En aquellos años desarrolló su curiosa afición por los relojes de la ciudad. "Donde veo un reloj que no funciona, lo mando a arreglar", dijo alguna vez.
Su nombre terminó de hacerse conocido con la llegada de De la Rúa a la Presidencia de la Nación. Fue su secretario privado y luego, su vocero. Integró desde el primer día la mesa chica del gobierno de la Alianza.
"En algún momento hubo algún modo no apropiado de comunicar, o por errores nuestros de tener pudores para no explicar claramente algo", admitió en septiembre de 2000, después de uno de los cambios de gabinete de aquella administración.

Era académico de número de la Academia Porteña del Lunfardo
El pasado 11 de diciembre en los "festejos del dia Nacional del Tango" se le entrego una distincion a la trayectoria, iniciativa del productor José Valle


martes, 19 de febrero de 2013

CHARLO FIGURA EMBLEMATICA DEL TANGO


Nació el 7 de julio de 1905  en el paraje "Avestruz", una estación de ferrocarril ubicada a 15 kilómetros de la ciudad de Darregueira, partido de Puán en la provincia de Buenos Aires, siendo su padre un empleado de una empresa cerealera.
Durante toda su vida cultivaría costumbres burguesas, exhibiendo su estampa de dandy. Fue lo que los porteños llamaban un "jailaife" (derivación de high-life), de elaborada apariencia distinguida. Su refinado estilo dio origen a la moda Charlo, que abarcó la indumentaria y otros enseres masculinos.
Su primer enseñanza musical, de piano y otros instrumentos, la recibió en un conservatorio de Puan.  Se crió y se educó allí hasta sexto grado, y después ingresó al Internado Nacional de La Plata.

Charlo, de hermosa voz y clásica galanura, fue rápidamente absorbido por la industria que se movía en torno del tango y la música criolla. En 1925 graba sus primeros diez discos de 78 revoluciones, todavía por el sistema acústico, para el sello Electra, acompañado por las guitarras de Vicente Spina y Miguel Correa. En los carnavales de la ciudad de Rosario, la segunda de la Argentina, canta con las orquestas de Francisco Canaro y Roberto Firpo, dos de las más populares del momento. Y luego graba una placa para la RCA Víctor.
En 1928 se inicia su presencia en el disco para el sello Odeón, tanto con la orquesta de Canaro como con la de Francisco Lomuto -ambas muy populares-, aunque también con guitarras. En su copiosa discografía con Canaro (más de medio millar de temas hasta 1931) se alternan el protagonismo. En ocasiones, Charlo es apenas el estribillista del conjunto, función consistente en entonar solamente la segunda parte -llamada estribillo o refrán- de cada tango (por lo común, no más de ocho versos).
Pero la relación se invierte en otros casos, y Charlo solista es acompañado por Canaro. Este suele ser el material más interesante, no sólo porque incluye las letras completas, sino también porque el cantor se vuelca en plenitud, mientras que en muchos estribillos se advierte a un Charlo poco entusiasta. Este desinterés es explicable, porque era frecuente que el estribillista ni siquiera fuese mencionado en la etiqueta del disco.
A lo largo de su extensa carrera fue acompañado ocasionalmente por importantes figuras del tango: el guitarrista Roberto Grela, la orquesta Demare-Vardaro (del pianista Lucio Demare y el violinista Elvino Vardaro), un trío del que formaban parte el pianista Osvaldo Pugliese y el bandoneonista Federico Scorticati, y sucesivas orquestas conducidas por Héctor Stamponi (piano), Roberto Pansera (bandoneón) y Osvaldo Requena (piano). Entre los guitarristas que lo secundaron en la década del '30 hubo uno llamado a convertirse en uno de los cantores trascendentales del género: Edmundo Rivero.
La carrera cinematográfica de Charlo comenzó en 1935, precisamente el año en que murió Gardel. Su primer film fue "El alma del bandoneón". Un año más tarde, en la película "Puerto nuevo", cantó dos tangos que están entre los clásicos de su repertorio: "Olvido" y "Yo también soñé". "Carnaval de antaño", de 1940, es otro de los recordados filmes de los que fue estrella, aunque ninguno descolló por sus valores cinematográficos. Lo mismo vale para el paso de Charlo por la escena.
Tal como sucedió con Gardel, en los años '30 su arte fue cambiando el color local por una tesitura más universal. Esta transformación -de la que da claro testimonio su melódico tango "Ave de paso", que con letra de Enrique Cadícamo compuso en Río de Janeiro en 1935- lo ayudará a triunfar en toda América, España y Portugal. Sus prolongadas giras y sus períodos de residencia en el exterior le restaron presencia en el tango argentino.
En su significativa obra de compositor, de rara aptitud para expresar musicalmente el drama humano y el arrebato romántico, sobresalen los siguientes temas. Con letra del cineasta Luis César Amadori, los tangos "Cobardía", "Rencor" y "Tormento". Con José González Castillo, "El viejo vals", una pieza de rara perfección, inigualable en la versión del propio Charlo. Con José María Contursi, "Sin lágrimas". Con Cátulo Castillo, "Sin ella". "Fueye" y el hermoso vals "Tu pálida voz" llevan versos de Homero Manzi. Y con Cadícamo, además de "Ave de paso", se destacan tres tangos de gran valor, pero muy diferentes entre sí: "Rondando tu esquina", "Viejas alegrías" y "La barranca".
Para 1990, Charlo todavía se paseaba por la calle Corrientes, y como el bello Dorian Gray parecía inmune al paso del tiempo. A mediados de ese año lo designaron Académico de Honor en el salón Dorado del teatro Colón. Con sus 82 años estaba espléndido, pero el 30 de octubre de ese año la muerte le recordó su inevitable cita.
Este año 2013 al cumplirse 108 años de su nacimiento y por iniciativa del productor artístico Jose Valle se realizará el tándem denominado "SIN LAGRIMAS" en homenaje a CHARLO que comenzará con una jornada completa el día 06 de julio en Puán con la colocación una obra de arte de estilo fileteada con la imagen del artista, realizada por el reconocido pintor Pedro Araya, seguirá con una conferencia sobre la vida y obra del artista y finalizará con un Show de Tango encabezado por la cantante Gaby ,"la Voz sensual del tango". En el mes de agosto y durante el transcurso del XV Festival y Mundial de Tango de la ciudad de Buenos Aires  habrá una jornada completa de homenaje al cantante y durante el 3er Festival Nacional de Tango "Carlos Di Sarli" de la ciudad de Bahía Blanca se le recordará al mítico cantante con la colocación de una imagen suya en el Café y museo Histórico de esa localidad del sur argentino.

jueves, 14 de febrero de 2013

Ignacio Corsini:Una voz inconfundible

Gardel y Corsini

El 12 de mayo de 1922 en el Teatro Apolo se produce un hecho trascendente para la historia del tango. Esa noche la compañía de teatro de César Ratti estrena el sainete “El bailarín del cabaret” y en una escena Ignacio Corsini interpreta el tango de Manuel Romero y Manuel Jovés, “Patotero sentimental”. Esa noche Corsini quedó consagrado como cantor de tangos. Para que ningún detalle mítico faltase en la ceremonia, en los camerinos Corsini recibió la visita de Carlos Gardel, una amistad forjada en la admiración y respeto mutuo que se había iniciado unos cuantos años antes cuando ambos cantores se encontraron en Bahía Blanca, uno de los tantos destinos viajeros al que los conducía su oficio.
Carlos Gardel, Ignacio Corsini y Agustín Magaldi fueron las grandes figuras estelares del tango de los años treinta. A la lista podría agregarse el nombre de Charlo y el uruguayo Alberto Vila, pero ésa es otra historia. Los tres mencionados consagraron temas que los identificaron para siempre. Si Gardel fue por ejemplo- el creador de “Mano a mano” y “Tomo y obligo”; Magaldi se hizo inmensamente popular con “El penado catorce” y “Levanta la frente”, mientras que Corsini además de “Patotero sentimental” estrenó en 1927 en el Teatro Cómico su otro gran hallazgo: “Caminito”, el poema de Gabino Coria Peñaloza y Juan de Dios Filiberto, para no mencionar ese extraño tango abolerado escrito en España por Félix Garzo que se llama “Fumando espero” y que Corsini grabó en 1927.
Gardel y Magaldi murieron relativamente jóvenes, pero Corsini se retiró del canto cuando en 1948 falleció su esposa, el amor de toda su vida y a la que le dedicó el poema “Aquel cantor de mi pueblo”, muy bien interpretado luego por Edmundo Rivero. Para esa época Corsini tenía alrededor de 600 temas grabados en los sellos más prestigiosos de su tiempo, participaba en los programas más taquilleros de la radio y su popularidad en algún momento llegó a competir con la de Gardel.
Hoy hay motivos para establecer las diferencias entre estos dos grandes cantores que, conviene insistir, siempre se respetaron. Sin duda hay en Gardel un profesionalismo, un esfuerzo por enriquecer el canto, que no está presente en Corsini. De todos modos, en su momento de esplendor, Corsini convocaba multitudes y Gardel era un gran cantor de tangos, pero todavía no era un mito. Los seguidores de Corsini -que en algún momento sumaron legiones- decían que a Gardel le favoreció la muerte trágica en el mejor período de su carrera, mientras que Corsini falleció en 1967, viejo, solo y bastante olvidado.
Es verdad que la muerte trágica en plena juventud contribuye a proyectar el mito, pero más allá de estas interpretaciones históricas o sociológicas, lo que importa destacar es que Gardel no está donde está porque murió joven, sino porque fue un cantor excepcional, el más dotado o, por lo menos, el que reunía las condiciones necesarias para proyectarse como lo hizo.
Así y todo, las coincidencias entre Gardel y Corsini fueron notables. Uno nació en Toulusse en 1890 y el otro en un pueblito de la provincia italiana de Catania, en 1891. Los niños no conocieron a sus padres y fueron criados por una madre planchadora y otra cocinera. Llegaron a la Argentina cuando tenían cinco o seis años; a uno le decían Romualdo y al otro Andrés; grabaron sus primeros temas en 1912. En 1916 Corsini filma su primera película “Santos Vega”; en 1917 Gardel participa en “Flor de durazno”. Los críticos entonces señalan las diferencias entre un Corsini elegante, delgado, rubio y de ojos azules y un Gardel que entonces pesaba más de cien kilos.
Detalles físicos al margen, lo que llama la atención son las coincidencias en las historias de vida y los itinerarios artísticos. Estas coincidencias no obedecen exclusivamente a la casualidad. En la Argentina de las primeras décadas del siglo veinte era más o menos previsible haber nacido en Europa e identificarse luego con los géneros musicales populares. Ser inmigrante o hijo de inmigrantes en el Buenos Aires de 1900 ó 1915 era algo que a nadie podía llamarle la atención. En los conventillos, en los barrios, en el mundo popular, el tango se imponía por su poesía, su música y la cadencia de su baile.
Gardel y Corsini se iniciaron, como no podía ser de otra manera, cantando canciones camperas. Algo parecido puede decirse de Magaldi. Sus influencias musicales provenían de la música lírica y de los viejos payadores como José Betinotti o Gabino Ezeiza. Esa mezcla de payada y ópera será importante en la formación de los primeros cantores de tango. Por lo menos lo fueron en Gardel, Magaldi y Corsini.
Después están las inevitables diferencias. Gardel fue el “Morocho del Abasto” y Corsini el “Caballero cantor”. Cabellos rubios, ojos celestes como la mítica pulpera y una voz de tenor delicada y sugerente a la que los críticos más exigentes le hallan algunas imperfecciones fonéticas, Corsini rehuyó el tango reo y nunca abusó de los giros lunfardos. Sus letras fueron más discretas, un tono más melódico, intimista si se quiere, aunque, a diferencia de algunos de sus contemporáneos, nunca cayó en el sentimentalismo fácil.
La infancia de Corsini transcurrió en Almagro donde se dice que conoció a Betinotti. Después vivió algunos años en Carlos Tejedor donde se familiarizó con los oficios rurales. Alguna vez declaró en una entrevista que aprendió a cantar escuchando a los pájaros, “lo hice naturalmente, sin esfuerzo”. Sus inicios de cantor están relacionados con el circo. Esto también era un clásico en los cantores populares de aquellos años: el circo, el teatro, la revista y, un poco más adelante, el cine y la radio. La otra alternativa para sobrevivir eran las interminables giras por las ciudades y pueblos de la Argentina. Se viajaba en tren en segunda, se dormía en pensiones y fondas baratas, en más de un caso se actuaba ante un público que todavía no solía ser respetuoso con los artistas y los honorarios eran modestísimos.
En 1907, Corsini trabajó con José Pacheco. Allí conocerá a su hija, Victoria Pacheco, la mujer con la que se casará y tendrá un hijo, pero por sobre todas las cosas será el gran amor de su vida, al punto que cuando ella muera al año siguiente él decidirá retirarse del canto. Las crónicas registran que la despedida final se produjo el 28 de mayo de 1949, en el programa “La argentinidad”, de Radio Belgrano.
Decía que el circo y el teatro fueron sus escuelas formativas. También el cine. Después de “Santos Vega”, filma en 1917 “Federación o muerte”. Corsini no es un gran actor, pero su pinta y su modesta capacidad interpretativa le alcanza y le sobre para superarlo a Gardel. Con el inicio del cine hablado filma en 1934 “Idolos de la radio” y en 1941 “Fortín alto”, que cuenta con la participación de un cantor y músico notable, casi desconocido para el gran público: Edmundo Rivero.
El otro recurso artístico que abonará la popularidad de Corsini, serán los poemas de lo que se conoce como su “Ciclo federal”. La designación alude al puñado de tangos escritos por Pedro Blomberg y musicalizados por Enrique Maciel. Allí se distinguen: “La pulpera de Santa Lucía”, “La mazorquera de Monserrat”, “Tirana unitaria”, entre otros. Todos estos poemas, muy bien escritos, relatan historias de amor y coraje ocurridas en tiempos de Juan Manuel de Rosas. Los poemas hablan de los conflictos de hombres y mujeres cuyas vidas transcurren en una Argentina en la que las pasiones políticas y las privadas podían confundirse. No todos los tangos de Blomberg son federales. También merecen un destacado lugar en su repertorio “La canción de Amalia”, escrita en homenaje a la heroína de la novela antirosista de José Mármol.
Tan importantes como los tangos del “ciclo federal”, son aquellos otros escritos por Blomberg en homenaje a una mujer, a un amor perdido, o a una heroína muerta en una ciudad lejana. Nos referimos a “La que murió en París”, “Violines gitanos” o “Viajera perdida”. Algunos de estos tangos fueron cantados luego por Edmundo Rivero y Alberto Castillo, pero más allá de la calidad de estos insignes cantores, las interpretaciones que hace Corsini siguen siendo insuperables.
Su última presentación pública la hizo en 1961 en el programa de Canal 7 “Volver a vivir”. Tenía setenta años y ya era una reliquia. Hoy sus tangos se siguen escuchando con placer. Si bien su estilo, a diferencia del de Gardel, se revela como algo anacrónico, como algo que pertenece al más lejano pasado, esos mismos limites son los que le otorgan ese aura nostálgico, el aura de un tiempo en el que suponía que el tango se cantaba así: con ese fraseo, esa entonación y esas guitarras pulsadas por Armando Pagés, Rosendo Pessoa y Enrique Maciel. Basta para ellos escuchar “La que murió en París” o “La pulpera de Santa Lucía”, para recuperar un tiempo y un clima perdido en la niebla del pasado.

martes, 5 de febrero de 2013

Roberto Quiroga "EL CANTOR DEL PUEBLO"


Tan pronto nos adentramos en los comienzos de la vida de quien, con el devenir del tiempo se convertiría en "El Cantor del Pueblo", encontramos divergencias acerca de su lugar de nacimiento y de su nombre de pila.
Las opiniones se reparten entre Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, y el porteño barrio de Barracas. De todas maneras la diferencia geográfica no sería tanta, si consideramos que a Avellaneda se la conocía con anterioridad como Barracas al Sur y a ambas solamente las separa el Riachuelo.

En cuanto a su nombre de familia, también existe controversia. Sus padres fueron Manuel Martins y Carolina Expósito. Si bien el más aceptado es Manuel Martins, los autores Raúl Outeda y Roberto Casinelli lo mencionan como Carlos Martins y Horacio Ferrer, como Carlos Martino.

Debuta como solista en el año 1929 con el nombre artístico de Carlos Martins y, en 1933, forma el dúo Vega-Martins, para después actuar con el seudónimo de Carlos Rainer junto a los hermanos Neira. Como guitarrista, acompañó posteriormente al cantor Agustín Magaldi, quien grabó el vals "El Unitario de San Miguel", del cual Martins era autor. También compuso la canción "Te llevo en el alma".

Actuó como solista en diversas emisoras capitalinas y en varios locales de tango. En el año 1940 don Pablo Osvaldo Valle lo induce a adoptar como nombre artístico el de Roberto Quiroga y ese mismo año se incorpora a la orquesta de del bandoneonista Ernesto de la Cruz.

En 1941 se incorpora a la orquesta de Julio de Caro y con el autor de "Boedo" graba "De vuelta al bulín y "El candombe". En 1942 se une a la "típica" de Alberto Soifer, con quién graba para RCA Victor, "Mi Buenos Aires querido" y "Alondras", una composición en arreglo de vals, compuesta por el director del conjunto.

Para ese entonces se perfila claramente en Roberto Quiroga su estilo gardeliano y sus éxitos, en bares y confiterías, lo llevan a ocupar un lugar central en el programa auspiciado por Jabón Federal que en ese entonces se irradiaba por Radio Belgrano. Durante sus actuaciones como solista cantó preferentemente secundado por guitarras, si bien también lo hizo acompañado por la Orquesta Víctor y por la de Héctor María Artola.

Al crecer su popularidad, no obstante cierto cuestionamiento por parte de sectores que lo consideraban un imitador de Carlos Gardel, Roberto Quiroga es tentado para incorporarse al cine nacional y es así como, en 1948, filma "El cantor del pueblo" y en 1949, "Otra cosa es con guitarra" y "Cuidado con las imitaciones".

En "El cantor del pueblo" es evidente la intención de los productores del film de asociar la figura de Roberto Quiroga con la de Carlos Gardel, pues al argumento elegido se agrega la participación de un actor que arrastra reminiscencias gardelianas, tal el caso de Tito Lusiardo; quien con Mario Fortuna y Roberto Quiroga integran un trío de jóvenes humildes que buscan alcanzar la fama como intérpretes de tango. La participación femenina fue confiada a Perla Mux y Herminia Franco.

En su siguiente película, "Otra cosa es con guitarra" actúa acompañado por Francisco Chiarmielo, Mario Fortuna, Marcos Zucker y en el film participan también la orquesta de Domingo Federico, Jorge Vidal, Héctor Larroca, Panchito Cao y Barry Moral.

En "Imitaciones peligrosas" interviene, ya en un plano de mayor igualdad, junto a Tito Martínez del Box, Carlos Castro (Castrito), Chela Cordero, Marcelo Ruggero, La Cruzada del Buen Humor, Dorita Alonso y Délfor.

Estas tres películas fueron catalogadas como de calidad "C", lo cual parecería corroborar que lo que se pretendía explotar con ellas era la popularidad del cantor, sin ocuparse demasiado por la calidad cinematográfica de las mismas. Sin embargo, estas películas se exhibieron en el exterior y se convirtieron en el vehículo que le permitió luego a Roberto Quiroga, realizar giras exitosas que abarcaron todos los países de América.

En efecto, en diciembre de 1949 inicia una gira por los Estados Unidos, recorriendo varios estados de la Unión. Luego se traslada al Caribe, después a Venezuela y Colombia donde deja varios registros discográficos con acompañamiento, respectivamente, de orquesta y guitarras.

En nuestro país continuó desarrollando su actividad profesional, presentándose en diversas ciudades del interior y en varios "boliches tangueros" de la capital; tal el caso del "Bar Victoria" de la Calle Corrientes -entre Thames y Serrano- y "La Tablita" de Avenida del Trabajo (hoy Av. Eva Perón) y Lautaro, en el barrio de Flores, donde actualmente se encuentra instalado un local de una cadena de supermercados. Precisamente una noche, actuando en dicho local, Quiroga sufre un derrame cerebral y fallece en la ambulancia que lo trasladaba al hospital Zubizarreta . Era el 1º de febrero de 1965 y el cantor recién había cumplido 54 años.

Según Oscar del Priore, Roberto Quiroga fue quien por primera vez cantó los versos compuestos por Celedonio Flores del tango "Por qué canto así". En la grabación de ese tema, lo acompañaron las guitarras pulsadas por Cornejo y Cáceres.

Durante su trayectoria, Roberto Quiroga dejó grabados alrededor de 40 discos en estudios de Argentina, Venezuela y Colombia; siendo acompañado en algunos por guitarras y en otros por orquestas tales como la de los maestros Julio De Caro, Alberto Soifer, Ricardo Pedevilla, Alberto Dimaggio y la "Orquesta Típica Coca Cola", esta última, formada por la bebida auspiciante para el programa radial "La Ronda Musical de las Américas". Entre los guitarristas que lo acompañaron en sus grabaciones, se destacaron Cornejo, Cáceres, Avena, Demasi, Toto y Rolando.

Me contó Mario Bosco, que él presenció muchas escenas de la película "El cantor del pueblo" cuando fueron filmadas en el Mercado de Abasto y recordaba a Roberto Quiroga como un hombre educado, cálido y ubicado, que durante los descansos comunes en toda filmación, jugaba al truco en el bar Universal de la calle Anchorena, entre Corrientes y Guardia Vieja (hoy Carlos Gardel).

He mencionado que la figura de Roberto Quiroga fue resistida por muchos sectores, por considerarlo un imitador del "Zorzal Criollo". No deseo terminar esta crónica sin repetir textualmente, la contestación que me dio Oscar Ferrari, cantor contemporáneo de Quiroga, cuando le pedí su opinión al respecto, Ferrari dijo: «Después que muere Gardel, los medios, las grabadoras, todo el ambiente estaban esperando al nuevo Gardel y eso no se produjom ni se va a producirm porque Gardel hubo uno solo, ¡En hora buena! Pero Buenos Aires quería encontrar al reemplazante de Gardel. Uno muy importante, no quiero decir el primero, fue Roberto Quiroga y hasta se llegó a creer que él podría llegar a ser el reemplazante de Carlos Gardel. El hombre llegó a interrumpir el tránsito en la calle Corrientes, tuvo una difusión enorme, hizo tres películas, pero no era "El Morocho". Después vino Jorge Casal, también se lo esperó como el gran cantor. Para mí Roberto Quiroga fue un muy buen cantor.»

Seguidamente le pregunté:

«¿Usted piensa que ésa era su verdadera voz o imitaba a Gardel?»

«No, para mí era la voz de él.»

«¿Entonces solamente se trataba de que Roberto Quiroga cantaba en un estilo netamente gardeliano?»

«Claro, también lo hizo Carlitos Acuña. Además el repertorio gardeliano no va a morir nunca, porque es la fuente donde recurrimos todos. ¡Todos somos hijos de Gardel!»