martes, 25 de diciembre de 2012

110 Años del Nacimiento de CARLOS DI SARLI, Homenaje en su BAHIA BLANCA



El lunes 07 de enero de 2013 a las 10,30 hs se realizará un homenaje al maestro bahiense, Carlos Di Sarli, al cumplirse el 110 aniversario de su natalicio. El mismo se realizará en la  plazoleta de Yrigoyen y 12 de Octubre donde está ubicado el busto en su memoria.
Dandy Producciones colocará allí una obra en su homenaje realizada por el afamado pintor y fileteador Pedro Araya, dentro del ciclo “Bahia Blanca No Olvida” que inicia con este evento su edición 2013.

lunes, 24 de diciembre de 2012

TITA DE BUENOS AIRES


Tita Merello vivió intensamente cada momento de su vida, fue una gran artista y una consejera. Solitaria, de humor punzante y temperamento fuerte, supo generar odios y amores, opiniones a favor y en contra.En su cumpleaños número 95 le dejó un mensaje a la gente: “A todos, gracias por creer que yo fui algo más de lo que soy”. Es de suponer que, aún hoy, el agradecimiento a su público sigue tan vigente como está ella en los corazones de todos los argentinos.
Nació el 11 de octubre de 1904 en el barrio de San Telmo, en un conventillo ubicado en la esquina de Balcarce y San Lorenzo. Hija de madre uruguaya y padre argentino, fue bautizada como Ana Laura, pero siempre se la conoció como “Tita”.
A los 4 años fue abandonada en un asilo donde estuvo hasta los 10. Después marchó a Montevideo y más tarde vivió en Magdalena, hasta que volvió a la Capital Federal y se instaló en una pensión de la calle Corrientes.
De sus comienzos dijo: “Llegué al cine y al teatro por unas palabras que me ofendieron. Alguien me dijo ´Me voy a tener que desprender de los caballos o de las queridas´. Entonces yo le respondí: ´Despréndete de mí porque mañana yo me voy´. Y me fui a la Capital, de bataclana. Así empecé”.
A los 20 años entró al mundo del teatro, en coros de revista. Y de allí pasó a la comedia y al drama, con obras como “La mala ley”, de Manuel Linares Rivas, “La propia estimación”, de Jacinto Benavente, “Santa María del Buen Aires”, de Enrique Larreta y “La tigra”, de Florencio Sánchez.
A fines de los años 30, comenzó a compartir los escenarios y las cámaras con figuras como Hugo del Carril, Tito Lusiardo, Pepa Arias, Angel Magaña y Santiago Arrieta.
Vivió su consagración como actriz con las películas “Filomena Marturano”, de Luis Mottura y “Los Isleros”, de Lucas Demare.
En 1933 protagonizó “Tango”, la primera película sonora argentina, junto con Luis Sandrini, Libertad Lamarque y Pepa Arias.
Debutó en televisión en 1962 con “Tangos en mi recuerdo por orden de aparición”, y posteriormente realizó “Vivimos así”, bajo la dirección de David Stivel, programa que debió abandonar por problemas de salud.
Además, escribió las letras de los tangos “Llamarada pasional”, “Decime Dios dónde estás” y “Muchacha rana” y, en 1972, publicó su libro “La calle y yo”, con cuentos relatos y reflexiones.
En 1976, se incorporó al elenco de teatro Astros, en la revista que encabezaba Adolfo Stray y Thelma Tixou. Ese mismo verano participó de la temporada marplatense en un show que contaba con figuras como Mariano Mores, Los Chalchaleros y Héctor Gagliardi. Actuó en varias temporadas en Mar del Plata junto con Hugo del Carril y Enrique Dumas.
Retornó al cine de la mano de Alejandro Doria, en su película “Los miedos” en 1980.
Tita recibió varios premios y menciones, en 1987 fue nombrada “vecina honorable” de la ciudad de Villa Gesell y, algunos meses después, “ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, por ser un “mito viviente de la iconografía porteña”. Además, la Asociación Argentina de Actores le otorga el Premio Pablo Podestá en 1991.
Por otra parte, la actriz también recibió distinciones de parte de los vecinos de la ciudad. En 1993, la Asociación Amigos de la Avenida Corrientes descubrió un monumento construido frente a su antigua casa y, en 1999, la Asociación Vecinal de San Cristóbal inauguró una plaza con su nombre, en la cortada de Jenner y Combate de los Pozos.
SUS AMORES
Su gran amor fue el actor Luis Sandrini, el hombre que la marcó eternamente y con quien compartió diez años de su vida. A ese amor, que fue público, se comenta que le escribió el tango “Llamarada pasional”. Cuentan sus allegados que en su casa había una silla vacía que pertenecía a Sandrini y que nadie volvió a utilizar después de él.
En 1992, Tita se encontró con Malvina Pastorino, el otro amor de Luis Sandrini, frente a las cámaras. Susana Giménez fue quien logró unir en su programa sobre el Día del Amigo a las dos mujeres que amaron al mismo actor.
Merello también se refirió públicamente a otro de sus hombres, cuando, en 1997, llamó sorpresivamente por teléfono al programa de Mirtha Legrand y le aclaró que no tenía nada contra ella y que el amor que existió entre su fallecido esposo y ella había terminado cuando Tinayre conoció a “Chiquita”. “Se enamoró de mí, pero se casó con ella”, aclaró.
Sobre su estado civil, declaró que el único traje blanco que usará “será el que me pondrán cuando muera, pues no tomé la comunión ni me casé”.
EN LA FUNDACIÓN FAVALORO
Tita Merello pasó los últimos años de su vida en la fundación del Dr. René Favaloro.
Ingresó en abril de 1998, pero cuando le dieron el alta siete meses después, dijo que debía quedarse allí. “Estoy bajo control. No estoy enferma, pero me tienen que controlar esas arterias del corazón. Eso pasa por haber amado tanto”, declaró la actriz.
Tras el trágico suicidio del Dr. Favaloro en septiembre de 2000, Tita se mostró muy conmovida y reflexionó sobre la gran pérdida: “Los hombres y mujeres de la Fundación nos quedamos sin padre. Tengo un retrato de él en mi altar”.
ENSEÑANZAS
Además de haber demostrado que fue una de las mejores artistas argentina de todos los tiempos, “Tita de Buenos Aires” enseñó con sus palabras y reflexiones.
Examen ginecológico. Siempre se preocupó por la salud de los demás y, tras una internación en el servicio de Ginecología del Hospital de Clínicas, comenzó a popularizarse por aconsejar, por televisión, a todas las mujeres que se hicieran el Papanicolau.
Amistad. Sobre los amigos, confesó que cambian con los años. “Hay gente que, hace veinte años, te decía “te quiero”, y hoy no te saluda. No te mira. No sé si es el apuro por vivir o el miedo de tropezar en la calle. Vivimos una apatía por la amistad”, reflexionó.
Economía personal. Cuando se le preguntó si le importaba el dinero, dijo: “Me preocupa tener lo justo para vivir. A mi edad, ¿para qué voy a juntar plata?”
Admiración. Alguna vez confesó que admira y respeta a Victoria Ocampo: “Yo siempre respeto a las mujeres que hacen cosas, no a las superficiales que se quieren a sí mismas.
Actitud positiva. “Lo negativo es tenerle miedo a la muerte y yo estoy contenta de haber vivido, pienso que cada día que pasa para mí es un regalo del cielo. Le doy las gracias a Dios”, confesó Tita, la “Tita del Pueblo”.

"Como los criminales, como los novios y como los cobradores, yo regreso siempre". Enrique Santos Discépolo


Fuiste lo único en la vida que se pareció a mi vieja", se atrevió a agradecer el compositor Enrique Santos Discépolo, de cuya muerte se cumplen 61 años, al café de las-mesas-que-nunca-preguntan y un país coreó la imagen. No dijo, en cambio —es posible que no lo haya sabido— que Juan Domingo Perón asomó como la figura paterna más fuerte que se le acercara, ya adulto.

Profunda y compleja relación la de Discépolo y Perón, que se extendería a Eva Duarte y Ana Luciano (alias Tania). Con ellas conformaron las parejas amorosas más populares de la Argentina entre los años 30 y 1952, aunque la que condujo la nación excede toda frontera temporal. Ranking facilitado, claro, por el crónico celibato de Carlos Gardel. A Discépolo lo uniría con Perón y Evita una estrecha amistad, trazada por vías paralelas y discretamente boicoteada por Tania.

Nacido el 23 de marzo de 1901, Discépolo tuvo una niñez realmente dura que marcó lo que serían su poética, su metafísica, su vida. En 1906 falleció el padre, Santo, violinista italiano que llegó a dirigir bandas y orquestas, y a garabatear un par de tangos. Y en 1910 murió la madre, Luisa Deluchi. El chico de cuerpecito esmirriado debió irse a vivir con sus tíos: "Al acostarme me ubicaba en una posición fija y me exigía no moverme durante el sueño, tenía miedo de hacer algún ruido y que me echaran"— recordaría. A partir de 1913 vivió en la casa de su hermano el dramaturgo Armando Discépolo, donde se reunían escritores, plásticos y músicos socialistas y anarcos: Benito Quinquela Martín, Juan de Dios Filiberto, el escultor Agustín Riganelli y el dibujante Guillermo Facio Hebecquer.

El encuentro con Tania

El humilde, callado muchacho sabía escuchar. Pronto comenzó a escribir teatro, influido por la lectura de Luigi Pirandello. Enrolado en el grotesco, luego del éxito de El organito (1925), Enrique se volcó al tango. "Componer un tango no es cosa de payadores. He perseguido la idea madre de un tango con el rigor de los poetas clásicos. Tuve que rumiar, madurarla, darle vueltas y vueltas en el ventilador del mate antes de conseguir lo que buscaba", dijo alguna vez. Con tamaña entrega y su talento se convirtió en poeta mayor del tango, "un sentimiento triste que se baila", según su lúcida definición.

Fue Discépolo quien impuso imágenes de cruda violencia en los versos, los "desfranelizó" y desterró la cursilería con sus hallazgos de poeta entre maldito y mesiánico. Faltaba aggiornar melodía y armonía, y Astor Piazzolla le contó al tango cómo sonaba la música del mundo después de Hiroshima. Y hubo que hablar de música de Buenos Aires.

Discépolo conoció a Tania en 1931 la primera noche que pisó un cabaret: el Folies Bergere porteño. Acababa de escribir Esta noche me emborracho y ella lo cantó sin desprenderse de su estilo de cupletista. "Yo era la Madonna del año 30. Manejaba mi cupé y mi ambiente era el de grandes apellidos: Alzaga Unzué, Basavilbaso, Basualdo. Enrique tenía amigos intelectuales, aburridos y secos, no se salían del cafecito y el puchero. Era culto él, sí, pero en el fondo para mí era un actorcito. Me besaba la mano y mandaba flores, tantos ramos tiraba yo cada noche... Lo fui arrimando a mi gente, o sea que lo llevé por mal camino. Le enseñé a vivir a Chachi", evocaba Tania en una charla con este cronista, en 1995. Detrás de las veleidades de soberbia desilustrada surgió una confesión contradictoria. "Aprendí todo de él, creí en su talento, y cuando hubo que poner el hombro, empeñé mis joyas. Qué no hice por él. Le compraba dátiles, nueces, para que engordara, pero no había caso. Me arrancaba una protección casi maternal. Chachi —yo le puse el sobrenombre de un chico— me decía: ''Antes de ir a bombardear Japón los aviadores yanquis apenas comen un chocolatín; como yo no pienso bombardear a nadie, ¿para qué voy a comer?''".
La vida por Perón

En 1938, siendo Perón agregado militar a la Embajada Argentina en Chile, quiso conocer a Discépolo, de paso por Santiago. Perón había bailado tango con su primera esposa, María Tizón, placer que —quizá porque Perón nunca fue menemista— no se permitiría lucir en público. Se dice, además, que a solas tarareaba letras discepoleanas con un registro que orillaba el de Edmundo Rivero. Recíprocamente cautivados, tardarían en reencontrarse.

A mediados de 1944 el gobierno militar lanzó una campaña de censura de las letras de tango más desnudas y las lunfardescas. Delegados de SADAIC, Homero Manzi y Discépolo entrevistaron a Perón, entonces secretario de Trabajo y Previsión. "Si lo dejan, el lunfardo se va a morfar a la academia, coronel" —deslizó Enrique. Risotada de Perón y sentencia: "Van a tener que convivir". Ahí renació la amistad abierta en Chile y como eco inmediato Discépolo se mudó de su casa en La Lucila al departamento de Callao al 700.

El matrimonio con Tania mostraba en ese punto serias fisuras. A La Gallega se le atribuían furtivas relaciones paralelas. Ella pretendía explicar sus salidas: "Venían amigos a comer y cuando se iban, por ahí Chachi decía: ''Andá a dar una vuelta con los señores''. Entonces yo iba. Cosas de él...". Cuesta creer el chisme. El amor no era un juego para Discépolo, aterrorizado por la menor deslealtad y capaz de proclamar "soñé que era Jesús y te salvaba". "Actitud puramente creadora, nada era tan negro en su vida"—juzgaba Enrique Cadícamo. Tampoco Mariano Mores comulga con la imagen de fragilidad afectiva: "Uno se sentía tan seguro al lado de Enrique; yo lo escuchaba religiosamente, me enseñó todo lo que soy".

"Con sus amigos era otro tipo, ella no estaba a su altura" —separaba tantos Tita Merello. En el 45 Discépolo viaja a México en un barco de carga "para estar solo, pensar y probarme a mí mismo, apartado de todo". En el D.F. vive en el edificio donde se alojan Luis Sandrini y la Merello, por entonces, sólida pareja. En seguida crece un encendido romance con una mujer mexicana y casi todas las noches los cuatro comparten la cena.

Fue precisamente Tita quien confirmó que habían tenido un niño que posteriormente, ya adolescente, pretendería en vano —Tania contrató un ejército de abogados— ser reconocido como hijo de Discépolo.

Truco y política

En febrero de 1946 Perón es elegido presidente y Enrique Santos Discépolo regresó al país. Se hacen frecuentes las charlas y también se trenzan, mano a mano, en interminables, alegóricas partidas de truco. "Un día Perón cantó envido, Chachi grito real envido con un 6. Hasta el gato supo que mentía. Perón tenía 31, lo miró a los ojos y dijo no quiero. Nunca se lo conté, pero me reventaba eso de sobrar a Chachi", refería Tania un episodio del juego. ¿Lo sobraría Perón, o se limitaba a complacer, rasgo de ese paternalismo que no cesaba de ejercer hacia el rival truquero y también los 100.000 descamisados que encendían la plaza de Mayo?
Más allá del naipe, Perón escuchaba a Discépolo y esencialmente había medido con precisión la honda llegada al pueblo de su bronca, su humor, su poesía, la certeza con que siempre rescataba las palabras justas, ésas que el pueblo consideraba suyas. "Usted es un visionario. En 1932 escribió ''cachá el bufoso y chau, vamo a dormir'' y en el 34 en Buenos Aires se batió el récord de suicidios: 627 certeros y 355 que fallaron" —elogiaba Perón a un Enrique incrédulo de las estadísticas, no del arrugue ante el real envido.

La amistad con Eva

"Nos caímos bien de entrada, ella me gusta porque es auténtica, toda verdad" —celebró Discépolo al conocer a Eva en 1947. "Evita lo quiso a Chachi más que Perón", subrayaba Tania. Solían juntarse dos o tres noches por semana. "Venga a cenar", invitaba ella, pero ninguno de los dos probaba más de un par de bocados. Intercambiaron amarillentas fotos de Los Toldos y Parque Patricios, y descubrieron que de niños él había despreciado el fútbol y las bolitas, pero a ella le había encantado la ceremonia del hoyo y la quema tanto como las muñecas.

Contaba Discépolo que en "la humillante comunidad del conventillo, enmarcando el permanente corso de cucarachas, la lata era un trofeo y la rata, un animal doméstico", su timidez infantil se desangró para cicatrizar en costras de miedo y tristeza. Amargura, dolor, resentimiento, astillas de un odio de clase animaban a los inapetentes. Discépolo los traducía en poemas, Evita quería pelear por una vida mejor para su gente. Podría arriesgarse que la presencia de Perón debía alterar sus diálogos en la vigilia nocturna con escenografía de platos, copas y cubiertos inútiles (Discépolo bebía whisky, pero no estando con ella). Los dos habían padecido tempranamente la ausencia del padre, los dos se amparaban bajo la aureola protectora de Perón.

De todos modos Enrique Santos Discépolo era el único amigo que lograba arrancarle risas al cabo de quince horas de trabajo. Para ensuciar esa amistad se comentó que Eva Perón le había otorgado un permiso de importación de rulemanes, garantía de espléndidas ganancias en tiempos de posguerra. "Qué turro hay que ser para imaginarse a Discépolo metido a importador. Estoy seguro que nunca llegó a pronunciar la palabra rulemanes"— lo defendió José Barcia.

Dudas derrotadas

Enrique y Tania continuaban yendo a la quinta de San Vicente. La visión de esas reuniones de La Gallega era implacable: "Me aburría soberanamente yo. No comían, no tomaban y sólo se hablaba de alta política, todo en serio. De la familia mi único amigo era Juan Duarte, Juancito... Ese loco me divertía. Es que no éramos del palo de los sabihondos. Mire cómo ''lo terminaron'' al pobre Juancito. Lo pasaba regio con él. También con Jorge Antonio. No criticaban mi vida de artista. ¿O quién era yo: Tania de Arco?".

A la luz de la realidad política de 1951, el insistente requerimiento del presidente amigo hizo que Discépolo se entregara, sin plena convicción, a colaborar en la campaña electoral. Dudaba mucho en incorporarse a un partido político, acosado por sus raíces anárquicas que lo llevaban a desconfiar de los militares y su saberse genuina voz del pueblo y rebelde sin incondicionalidades. Mores y Cadícamo estaban de acuerdo: Enrique no era peronista y sí, amigo de Perón. Pero el presidente lo necesitaba y apretó el asedio.

Para servir al movimiento no había otro poeta y dramaturgo de la autoridad de Discépolo. Leopoldo Marechal y Castiñeira de Dios eran demasiado cultos y con cierta veta mística. Manzi venía del radicalismo y FORJA, y estimaba que Perón podía ser un seguidor del primer Yrigoyen, pero su apoyo era reticente. Leónidas Lamborghini aún no tenía 20 años. Enrique aportaba calidez a las charlas con Perón creando cuentos y fábulas.

Cadícamo rescataba una que a Perón le había causado mucha gracia. Un violinista, excéntrico musical, presenta a un empresario de circo su número de excéntrico musical. Coloca una tarima alta sobre una mesa, encima de ésta pone una silla, arriba de la silla, un taburete, y luego, violín en mano, se encarama hasta el último piso y acrobáticamente se para de cabeza abajo en la cima de la peligrosa plataforma. En esa posición comienza a tocar una melodía oriental. Al rato el empresario le dice que era suficiente. El artista le pregunta su opinión, entonces, sin mirarlo, el otro dictamina: "Si no fuera tan desafinado... Una lástima".

Días de radio
Aun sin un sí definitivo empezaron los encargos que él, de ser otro el origen, solía rechazar preservando su autonomía ideológica y literaria. Desde una nueva versión de El choclo a una serie de audiciones radiales para evocar momentos de su vida y su carrera, y de paso arrimar apoyo proselitista. Proyecto que culminaría con la aparición de Mordisquito, figura que representaba a un opositor ("contrera", en el lenguaje oficial), a quien desafía a no trampear en el análisis de la realidad de la "nueva Argentina". En los libretos iniciales colaboraron Abel Santa Cruz y Julio Porter. A Enrique no lo conformaban los textos y decidió meter mano. Con su pluma, lejos de su estilo, puso en acción enconos que no poblaban su alma. Sin odiar, hería a fondo. Había oficio y bronca. La oposición y muchos amigos y camaradas del ambiente artístico lo condenarían a perpetuidad. "La vocecita aguda, chillona, empezó a molestar a la gente decente", ironiza Norberto Galazo. "Enrique fue muy, muy feliz hasta que Perón le encargó lo de la radio. Lo puteaban por teléfono y quiso devolver, pero no estaba hecho para esas peleas, no resistió. Todos los días nos llegaban paquetes, adentro había discos con sus tangos rotos a martillazos y pilas de mierda, eso, mierda todavía caliente. Lo volvieron loco. Perón mandó los mejores médicos, pero Chachi se dejó consumir en su sillón. Murió de tristeza. A mí no me hubiera pasado", perdía la serenidad Tania al evocar aquellos días.

Discépolo escribe su último tango: Cafetín de Buenos Aires, con música de Mores. En la letra asoma, como si fuese un anuncio, el "me entregué sin luchar". Dato curioso: un verso de la letra, para muchos inolvidable — "de chiquilín te miraba de afuera"— fue aportado por un amigo extranjero de Enrique. El hallazgo fue de Arturo de Córdova, galán de Zully Moreno en el célebre culebrón de la época, Dios se lo pague. Se habían conocido en México, tierra de Arturo, y éste, de sólo escucharlo a Enrique, se trasformó en fervoroso tanguero.

La sentencia de Cafetín no se cumple todavía: antes del final sus enemigos lo van a balear sin asco ni piedad. Cadícamo contaba que Enrique le había dicho: "En media hora liquido cada audición, en una de ésas porque en el fondo me jode hacerlas". Personajes de la talla de Francisco Petrone, Arturo García Buhr y Orestes Caviglia cuestionan su adhesión al peronismo y terminan por negarle el saludo. Perón, además, lo pone al frente del Teatro Cervantes y Enrique admite que no sabe decirle no a su amigo.

A esta altura se dan tres sucesos extrañamente encadenados y con siete meses de distancia entre uno y otro. Acorralado por un cáncer y ya sin esperanzas, Homero Manzi le dedica a Enrique (con música de Troilo) el extraordinario tango Discepolín. En el último verso dice: "No ves que están bailando, no ves que están de fiesta, vamos, que todo duele, viejo Discepolín". Invitación a un encuentro no precisamente terrenal. Manzi muere en mayo de 195l. En diciembre del mismo año se derrumba Discépolo y Eva Perón envía una corona de flores en la que la clásica leyenda en letras doradas sólo dice: "Hasta pronto". Cita con sabor a deseo tan premonitorio como certero. En julio del 52 muere ella.

jueves, 20 de diciembre de 2012

¿Carlos Gardel fue conservador?Por Eduardo Giorlandini


Con intención de ser objetivo y obrar de buena fe para comunicar lo que sostengo, con las fundamentaciones del caso, debo reconocer que no son pocos los que creen que Carlos Gardel fue conservador, identificado con el partido político argentino que durante mucho tiempo influyó en el poder gubernamental y en la política en general, como estructura partidista o en forma de precipitaciones ideológicas sobre sectores, instituciones y la sociedad.
Sin embargo, usualmente, cuando se escribe al respecto no se dan los motivos concretos de tal creencia. Un articulista, por ejemplo, creyó que existen capítulos en blanco, silencios y ocultación, y trata de demostrar su verdad, en forma un tanto equívoca, al sostener que estuvo afiliado al Partido Conservador de la Provincia de Buenos Aires y que siempre estuvo vinculado a la política; cabe sí asumir que relaciones personales tuvo con políticos de distinto signo, en todo caso profesionales, prevalentemente, como cantor.
El articulista cita al respecto tres obras, cuando emerge de una rica biblio-hemerografía (Gardel  es uno de los personajes de los que más se ha escrito y documentado en la Argentina) que cantó para todos, en todos los ámbitos, sea al pie de la reja de un balcón, el café, el fondín, la casa de pensión, los comités políticos (particularmente radicales y conservadores), así como todo lo que vino después: el teatro, las giras (incluyendo ámbitos variados: carpas, cines y un largo etcétera).
Raúl Apreda Picone publicó en La Plata un artículo donde sostiene que “El Morocho del Abasto” grabó una canción proselitista par la campaña electoral que llevó a Hipólito Yrigoyen a la Presidencia de la Nación, en 1916. Ya había grabado canciones criollas hacia 1913. Después fue contratado para cantar en una estancia, ante la presencia de Marcelo T. de Alvear. Presidente de la Nación que sucedió a Yrigoyen. Se reunió con anarquistas, radicales, conservadores y socialistas. En el “Café de los Angelitos” se reunió con socialistas y en la misma esquina presenció un acto de los mismos; se relacionó con Juan B. Justo y con Alfredo Palacios. Se conoció con Juan Domingo Perón en una “milonguita” de Avellaneda, en un reducto de Barceló, y Perón de pidió que cante “Dónde hay un mango viejo Gómez” y Gardel accedió al pedido y cantó “Aurora”.
Es cierto que grabó el tango “Viva la Patria”, pero no hay prueba fehaciente de que haya sido él quien lo solicitó, para cantar loas a la dictadura que reemplazó a Yrigoyen, golpe de Estado mediante. Nadie puede dudar, recorriendo la discografía de Gardel o las compilaciones de letras de tango,  que generalmente era Carlos Gardel quien primero grababa los temas, porque tenía ese hábito; muy frecuentemente preguntaba, a Barquina particularmente, qué tema nuevo había; cantó y grabó a todo aquel que le acercara un  tema, incluyendo a un canillita[1].
Cabe preguntarse cómo es que estuvo afiliado al Partido Conservador de la Provincia de Buenos Aires si tenía su domicilio en la Capital Federal. ¿Existe documentación al respecto? Yo no la conozco en tal sentido.
La parcialidad del articulista llega al extremo de poner de resalto la calidad y “progresismo” del Partido Conservador en el Gobierno y la mala política de los radicales, porque es evidente que se trata de una actitud de exacerbación o, a lo mejor, de pasión conservadora o fanatismo partidista. Hay demasiada hojarasca en el artículo (adviértase que estoy tomando este artículo como un ejemplo, en cuanto a la ligereza con que se escribe sin motivación o fundamento).
Gardel vivía en el Abasto y por eso fue a cantar al café-fonda “O´ Rondeman” en el mismo barrio, como Razzano cantaba en “El Pelado”, de Balvanera (después se juntaron para crear el dúo).
Gardel no usó boina blanca (radical) ni colorada (conservadora); de haberlo hecho no hubiera, tal vez, sido lo que fue. Nótese que también cantó y grabó los tangos con letras que constituyen una verdadera literatura social, con que se repudió desde la letrística tanguera –quiérase o no- a una “década infame” iniciada con el golpe de septiembre de 1930. Me remito a la historia, porque no he de cometer lo mismo que critico. De otro modo no hubiera sido posible que tantos autores e investigadores hablaran del civismo del cantor, de su nacionalismo, de su amor al país y a la ciudad de Buenos Aires, así como de su sensibilidad y sentimientos que expresó en sus interpretaciones y composiciones.
[1] Además, Gardel exaltaba el valor de la libertad y repudiaba a los dictadores; pudo haber interpretado mal la “revolución” del ´30, porque en Curazao donó lo que cobró del gobierno venezolano a los exiliados para que continuaran con la causa de la liberación nacional de Venezuela.

Este artículo es una respuesta a la publicación escrita por Marcelo Julio Martín

martes, 18 de diciembre de 2012

Chivilcoy festejó el Día del Tango con cuatro Muñecas


Muñecas Bravas

El sábado 15 de diciembre la ciudad bonaerense de Chivilcoy tuvo un merecido festejo por el Día Nacional del Tango con el espectáculo “Muñecas bravas” donde además pudo disfrutarse del talento local: Valeria Cotado, Eduardo Rotela y el ballet “Che Tango”.
El encuentro fue en el bello Salón de Actos de la Escuela Normal que maridó perfectamente con la cálida noche veraniega para recibir a los chivolcoyanos amantes del 2x4. Cerca de las 22 hs dio inicio lo que sería una fiesta de la música ciudadana con tangos clásicos y de los otros.
El ballet invadió el escenario con una apertura dinámica y bien lograda que marcó el ritmo de lo que vendría a continuación. Las tres “Muñecas Bravas”: Gaby La voz sensual del Tango, Geraldine Trenza Cobre y Patricia Malanca destilaron carisma, chispa y buen humor en su espectáculo dedicado al rol de la mujer en la historia de las letras tangueras donde no faltó calificativo negativo sin atribuirle a las damas, para continuar luego con las hermosas obras que inspiraron las musas en los grandes letristas del 2x4. El de las muñecas fue un show distendido, ameno, divertido y muy profesional donde cada una de las chicas demostró sus cualidades individuales y el buen ensamble que ofrecen juntas.
Valeria Cotado
Por su parte, Valeria Cotado y Eduardo Rotela ofrecieron una muestra de su enorme talento conjunto. Cada uno de ellos presenta una excelencia innegable en su metier pero escucharlos unidos es una experiencia pocas veces vista: cada silencio de uno tiene su respuesta en el otro, se entienden sin mirarse, se fortalecen mutuamente y el énfasis de cada nota es afirmada por el compañero como su fueran solo uno. Realizaron clásicos del tango y obras de Rotela, quien además de gran guitarrista es un excelente autor y compositor.
Finalmente, no podemos dejar de mencionar la pintoresca participación del ballet que completó y engalanó varias interpretaciones cantadas. Las tres parejas de “Che tango” demostraron que el baile al son del bandoneón está muy bien representado en Chivilcoy.
J.Valle y R.Amar
Al finalizar el espectáculo, las Muñecas llamaron a José Valle, CEO de Dandy Producciones y gran difusor y productor de nuestra cultura nacional, y al Secretario de Cultura de la ciudad, Rodolfo Amar, para hacer efectiva y pública la donación de una obra artística fileteada en homenaje a Pascual Contursi realizada por el artista Pedro Araya que Valle quiso regalar a Chivilcoy a modo de recuerdo al poeta cuya obra hizo que el tango pasara de los pies a los labios.
Es menester recordar que Pascual Contursi nació en Chivilcoy y fue el autor de la pieza que se considera el primer Tango-Canción de la historia: “Mi noche Triste” que fuera interpretado de manera inolvidable por Carlos Gardel.

Olga Zubarry: una estrella del cine argentino


Alguna vez, le ofrecieron un papel en Gasoleros , una de las tiras de Pol-ka. Olga Zubarry llegó a la oficina de Adrián Suar para escucharlo. En alguna entrevista, recordó aquel diálogo.
“Quiero que hagas la temporada ‘99 del programa”, le propuso el productor.
“Te lo agradezco mucho, pero no hago tiras diarias. Son la cárcel”, contestó ella.
“Tenés toda la razón del mundo”, dijo el “Chueco”, resignado.
La escena de mesura y de tranquilidad pinta una parte de la personalidad y de la carrera de Olga Zubarry, la actriz que murió ayer a los 82 años, después de pasar los últimos meses postrada por una larga enfermedad.
“La Vasca”, como le decían sus amigos, nació el 31 de octubre de 1930 en Parque Patricios. Esta fanática de Huracán comenzó a actuar desde muy joven e hizo 63 películas en seis décadas de trabajo, además de una carrera en el teatro y participaciones en la televisión.
Como pasa en muchos casos, los inicios fueron de pura casualidad. “Yo nunca había pensado en la actuación. Tenía vocación de médica: quería ser obstetra. Pero Juan Carlos Thorry, esposo de mi hermana, me convenció para participar en cine”, contó alguna vez. Corría la década del ‘40.
Los primeros palotes fueron como extra hasta que en 1946 llegó El ángel desnudo , de Carlos Hugo Christensen. La película contaba la historia de un hombre acorralado por las deudas, que manda a su hija a pedirle dinero a un escultor. El artista acepta prestarle algo, pero pone una condición: ver desnuda a la nena.
En el momento del rodaje, Zu-barry tenía 16 años y era una bellísima adolescente. Filmó una escena de espaldas a la cámara, en la que sólo se le veía la cara de perfil. Fue considerado el primer desnudo del cine argentino y un éxito inmediato. “En realidad, no fue un desnudo. Tenía una malla color piel”, contó, muchos años después.
A partir de entonces no dejó de trabajar. En los ‘60, hizo Hijo de hombre , con dirección de Lucas Demare y sobre un texto de Augusto Roa Bastos. “Fue uno de los trabajos más queridos”, dijo el año pasado, cuando se cumplieron 50 años del estreno y la película se exhibió en el festival Pantalla Pinamar. También filmó Los guerrilleros,Abuso de confianza , Concierto para una lágrima y Marianela , entre muchas otras.
En 1997, filmó su última película, Plaza de Almas , de Fernando Díaz, cuando el llamado Nuevo Cine Argentino comenzaba a dar sus primeros pasos. Por ese papel ganó un premio Cóndor de Plata y se retiró de la actividad. La decisión no tuvo vuelta atrás. En algún momento, Pablo Trapero le ofreció un papel que ella consideró “muy interesante”. “Pero ya había tomado la decisión”, manifestó.
En televisión también desarrolló una carrera con grandes momentos, como los unitariosNosotros y los miedos , Situación límite , Alta comedia , Atreverse y De fulanas y menganas . Además, hizo teatro y radioteatro, como el memorable Radio Cine Lux. “Eran funciones de gala, en director y con público”, recordó.
En las últimas décadas, le dedicó buena parte de su energía a las tareas solidarias. Fue madrina y trabajadora incansable de MAMA (Mis Alumnos Más Amigos), una ONG con sede en Villa Ballester que trabaja con chicos de la calle. Allí viven, se capacitan, estudian, trabajan y buscan una salida laboral. “Es una labor a la que le brindo mi amor y entusiasmo”, decía siempre que le preguntaban sobre su tarea solidaria.
Se casó con Juan Carlos Garate, productor cinematográfico y director de Argentina Sono Film, que murió en 2007. Con él tuvo dos hijas. Los últimos años de su vida los pasó ayudando a los otros en la ONG y recibiendo visitas en su casa, plagada de fotografías y de libros. Decía que las películas que pasaban en el cable le ayudaban a recordar su carrera. “Hay que saber retirarse a tiempo -le decía a Clarín en 2009- y disfrutar. Invito a mis amigos a tomar el té a casa, escucho mucha radio, recibo a mi hija Valeria, salgo cada tanto y recuerdo mucho. Yo me llevo muy bien con el pasado”.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Jornada de emociones en la Academia Porteña del lunfardo

J.Valle y Gaby

El viernes 14 de diciembre, promediando la Feria del Libro Lunfardo y Tanguero 2012 que desde el 30 de noviembre se desarrolla en EEUU 1374 de la Ciudad de Buenos Aires, se llevó a cabo un día de actividades programadas por José Valle, CEO de Dandy Producciones, donde pudo sentirse la magia de un lugar que invita a vivir un clima de cordialidad y amistad.
Bascoy
La jornada comenzó a las 17 hs con la presentación de la biografía “CARLOS DI SARLI, El Señor con Alma de Niño” escrita por Eduardo Giorlandini, Gabriela Biondo y José Valle con prólogo de Eduardo Parise. El único ausente fue el Dr. Giorlandini a quien un reposo prescripto le impidió acercarse al lugar desde su querida Bahía Blanca. Como indica la costumbre: primero las damas… Gaby “La voz Sensual del tango” (cuyo nombre real es Gabriela Biondo) fue la primera oradora seguida por José Valle. Ambos autores compartieron con la calificada concurrencia la experiencia de investigar y profundizar el conocimiento de un personaje tan grande y tan descuidado del tango como el maestro Carlos Di Sarli, agradecieron la esencial participación de la familia que aportó información pero además un material fotográfico invaluable y aludieron brevemente al injusto silenciamiento sufrido por el nombre y la obra del pianista, director y compositor bahiense.
Seguidamente, Eduardo Parise, gran admirador de “Don Carlos” como lo llamó a Di Sarli, cerró la sencilla presentación exaltando la figura del Señor del Tango y la carencia de material que sobre él existía hasta el momento.
Con la intervención a modo de presentador del Pro-Secretario de la Academia P. del Lunfardo, Marcelo Oliveri y la colaboración de Claudio Durán, llegó la música. Tres perlas y un varón del tango ofrecieron bellas páginas de nuestro cancionero popular: Carolina Martinez, Fernanda Vega, Vanina Mazzara y Roberto Bascoy.
F.Vega, V.Mazzara,C.Martinez
A continuación llegó el turno de dos grandes artistas llegados de Chivilcoy: el virtuoso guitarrista, autor y compositor Eduardo Rotela y la inconfundible, bella y talentosa Valeria Cotado. El ensamble perfecto de estos dos artistas acompañó a los presentes durante unos 30 minutos con tangos de todos los tiempos y algunas obras de Rotela que sorprendieron gratamente.
Para finalizar la jornada tanguera y lunfarda las tres intérpretes del grupo “Muñecas Bravas” realizaron un paseo por algunos de sus tangos favoritos: Gaby primero, Geraldine Trenza Cobre en segundo lugar y finalmente Patricia Malanca, aprovecharon la intimidad del recinto para interpretar con libertad y complicidad hermosos clásicos del tango. Como es costumbre del grupo, el repertorio tuvo como protagonista a la mujer, su rol en las letras del género y la sociedad con temas como “La Morocha”, “Estrella”, “Malena”, “Alma de loca” y “El motivo” entre otros.
V.Cotado y Muñecas Bravas
Si algo puede destacarse claramente de esta tarde compartida por fanáticos del tango, artistas y difusores en la APL es que el espectáculo fue vivido y disfrutado por todos los participantes como una reunión de amigos donde no hubo juicio, crítica ni egoísmos. Tanto los espectadores como los artistas y colaboradores fueron por tres horas solo amantes del tango que se reunieron a escucharse mutuamente sin otro motivo que valorar y levantar las banderas de nuestra música una vez más.

domingo, 16 de diciembre de 2012

EL TANGO FESTEJO SU DIA EN EL SALON DE LOS PASOS PERDIDOS DEL CONGRESO NACIONAL

Valle ,Asseff ,Dominguez y L. Federico

La Cámara de Diputados de la Nación, en la persona de su presidente Julián Domínguez, recibió a más de 200 personalidades del tango argentino en el salón de los Pasos Perdidos para celebrar el Día Nacional del Tango.
En un emotivo encuentro a lleno total, por iniciativa de alberto Asseff quien contó con la colaboración del secretario de relaciones institucionales del cein José Valle, se rindió homenaje al día nacional del tango en el salón de los pasos perdidos del congreso.
Durante la jornada, se entregaron distinciones por su trayectoria  a  Horacio Salgan, Raul Lavie, Guillermo Blanc, Ángeles Ruibal, Juan Carlos Godoy, Oscar Ferrari(in memoriam), Silvio Soldán, Ricardo Ostuni, Gabriel Soria, Nestor Pinsón, Mario Grossi, Ernesto Baffa, Raul Daniel Ganci, Leopoldo Federico, Jose Angel Trelles, Francisco "Pancho" Britos, María Jose Mentana y Nelly Vázquez
Gaby
 Y por la difusión de la música ciudadana a Revista La Milonga Argentina, Eduardo Aldiser, La 2x4 - FM 92.7 - Radio de Tangos de la Ciudad de Buenos Aires , Revista Dios Tango,Revista El Tangauta y a Gabriela Miguel (por su trabajo para la inclusión del tango en la educación) y al programa “Por Bahia” que emite canal 9 De Bahia Blanca por la difusión constante de la cultura Nacional.
Gaby “la voz sensual del tango” entono las estrofas del himno nacional argentino.
 “Quiero reconocer en la persona de todos estos artistas a todos aquellos que construyeron un muro cuando vinieron a decirnos que todo lo nuestro no valía, porque esa es una forma de hacer Patria a través de la defensa de nuestros valores y de nuestra cultura”, destacó el titular de la Cámara baja nacional.
O.Coria y F. Albanesi
 "Los invito a que el año que viene festejemos los 30 años de democracia repasando en el Congreso los últimos 30 años del tango argentino para reivindicar nuestra identidad cultural”, expresó Domínguez.
Lavie y M.J. Mentana
Se desarrollo un emotivo show musical con la actuación de  Carlos Morel, Gaby “La Voz Sensual del Tango”, Nora Roca, Vanina Mazzara.  el bailarín Jesús Velázquez, Patricia Malanca, Francisco "Pancho" Britos, Florencia Albanesi, Geraldine Trenza Cobre, Valeria Cotado, “Siete Cuerdas” dúo Ximena Giménez y Christian Fresno ,Norberto Vogel; la conducción estuvo a cargo de Juan Imperial.
Acompañaron al presidente de la Cámara los diputados nacionales  Alberto Emilio Aseff, Liliana Fadul y Virginia Linares.

CERRO CON EXITO EL 8VO FESTIVAL DE TANGO DE JUSTO DARACT(SAN LUIS)

Chiqui Pereyra
Muñecas Bravas
En una noche en la que el clima estuvo en todo de acuerdo con la fiesta, el Festival Internacional de Tango de Justo Daract realizó su última celebración. Como en el resto de las veladas, el cierre del encuentro tanguero del "interior profundo" también mezcló lo nuevo con lo clásico y el tango con otros géneros.
Mientras que Patricia Sosa dio por finalizada la seguidilla de espectáculos, Chiqui Pereyra, un viejo conocido el festival, abrió la noche con su inconfundible voz para llevarse el aplauso de los más grandes del Anfiteatro de los Sueños.
 La conducción  de la noche la efectuaron los experimentados Jorge Poder y Daniel Díaz, de Cadena 3, haciendo trio con el desprolijo y neofito tanguero Walter Leiva, Teté Coustarot anunció el viernes que no iba a estar porque porque tiene un programa de radio todos los domingos.
Como para abrir la puerta hacia una nueva etapa en el espectáculo, los fuegos artificiales irrumpieron en el tranquilo cielo de Justo Daract. Y ahí llegó el turno de "Chiqui" Pereyra, quien subió al escenario para sacar chapa de especialista con un sexteto que parecía una orquesta de los '40.
Plateado superstar, negro sensual y rojo furioso fueron los colores que eligieron las "Muñecas bravas" para su presentación. Geraldine Trenza Cobre, Patricia Malanca y Gaby "la voz sensual del tango",podemos  decir que es un espectáculo integrado por tres damas del tango que han revolucionado la imagen de las mujeres en el 2x4: desinhibidas, desfachatadas, bellas, bien plantadas sobre el escenario, muy talentosas y extremadamente diferentes entre sí,dejan alma, corazón y vida sobre el escenario en cada presentación
Otro lujo que se dio la octava edición fue la llegada del maestro Osvaldo Piro, quien subió al escenario con sus músicos y con Marcelo Santos para ponerle voz a las melodías. Un silencio lleno de respeto se adueñó del predio ni bien comenzaron los primeros acordes y las imágenes de la pantalla gigante del escenario transportaron a todos a nuevas galaxias.
Aunque el festival tiene el mote de internacional, la única artista de otro país que llegó para la noche final en el anfiteatro fue la uruguaya Francis Andreu. La niña prodigio charrúa, fanática de Goyeneche y mimada de Adriana Varela, tuvo que hacer cuatro canciones a las apuradas para dejar tiempo a que el intendente, Jorge Melano, le pudiera entregar al gobernador Claudio Poggi el Cóndor de Oro . La joven promesa tanguera del otro lado del charco no pudo brillar y fue una lástima, porque tuvo que dejar el escenario cuando el público recién empezaba a entusiasmarse con ella.
Después de eso, las guitarras sonaron fuertes para anunciar la llegada del rock al Festival de Tango. Patricia Sosa decidió abrir con canciones de su mejor momento en La Torre.
El show se basó en covers de Pappo y Luis Alberto Spinetta y repasó sus grandes éxitos. Pero para no desentonar con el encuentro cantó tres tangos: "Pasional", "Con el corazón al sur" y "Volver".

viernes, 7 de diciembre de 2012

El mateo tiene su historia


Hasta las primeras tres décadas del siglo XX se contaban por miles. 
Y su función podía variar entre llevar desde una estación de trenes a un recién arribado a la Ciudad, con sus sueños y esperanzas intactas, hasta transportar a algún dandy porteño, tanto a la llegada como a la salida de una milonga en Palermo. Es que, desde 1850, las “victorias”, tiradas por un solo caballo y a cargo de un cochero, estaban incorporadas al paisaje de Buenos Aires tanto como esa música popular que conocemos como tango.
Se los veía siempre en los alrededores de las plazas más importantes, como Constitución, Miserere, Congreso o de Mayo. Por eso algunos los denominaban “placeros”. Pero en 1923 la influencia de una obra de teatro les cambió el nombre para siempre.
La obra se estrenó en mayo de ese año en el Teatro Nacional. La había escrito Armando Discépolo (el hermano de Enrique Santos) y contaba algo de la dura vida de don Miguel, un inmigrante italiano que veía cómo la merma en su trabajo complicaba su existencia. Entonces el hombre volcaba sus penurias hablándole a Mateo, el viejo matungo de su carruaje. Fue tanto el impacto popular que tuvo que desde entonces a los carros se los llama mateos.
La mayoría de esos mateos llegaron desde Francia, aunque a mediados del siglo XIX eran muy importantes en las principales capitales de Europa como Londres, Berlín o Viena. Y aquello se vería reflejado también en Buenos Aires. Tanto que ya en 1866 aparecía una ordenanza para reglamentar su actividad. Entre otras cuestiones, se establecía que, para circular de noche, debían llevar faroles encendidos cuando no hubiera luna llena. Aquellas luces funcionaban con carbono.
Equipados con mullidos asientos forrados en cuero, negras capotas que protegían del rocío y con elásticos de buen hierro debajo de la carrocería, para amortiguar el traqueteo sobre el adoquinado porteño, los mateos empezaron a entrar en la historia cuando el servicio de tranvías llenó la Ciudad y los “autos de alquiler con reloj taxímetro” (como se denominaba a los taxis) coparon la parada del transporte urbano, previo auge de los colectivos.
La prohibición de la tracción a sangre en la Ciudad (sancionada en 1960) también influyó. Sin embargo, hoy todavía hay algunos que se lucen en las dos paradas que mantienen como bastiones de aquel tiempo: frente a la entrada principal del zoológico (en las avenidas Las Heras y Sarmiento) y frente al gran Monumento de los Españoles (avenidas Del Libertador y Sarmiento). Desde allí, frecuentados en forma mayoritaria por los turistas, siguen al trotecito lento por la zona del Rosedal en un paseo con mucha nostalgia para los mayores y mucho asombro para los más chicos, acostumbrados a las velocidades del siglo XXI. Eso sí: en todos los mateos están incluidos los dibujos de los históricos filetes porteños, un arte popular que en su origen tuvo alguna influencia europea pero que es tan argentino como el dulce de leche.
Para estos carruajes quedó lejos la época en que las familias patricias, con cochero incluido, los tenían como un símbolo de su buen pasar. La expansión de la Ciudad también los fue dejando fuera de juego, como les pasó a aquellos ómnibus con techo de lona que se usaban para llevar gente a los loteos de tierras en barrios alejados del Centro o para disfrutar alguna excursión. Muchos también salían desde la zona de Plaza Italia. Por el diseño de su carrocería el ingenio popular los había bautizado con un nombre más doméstico que callejero: les decían bañaderas. Pero esa es otra historia.

Tita Merello:Un ejemplo de lucha y de vida.


Laura Ana Merello, conocida en el mundo artístico como “Tita Merello” fue una actriz y cantante argentina de tango y milonga.
Hija de la planchadora Ana Gianelli y del cochero Santiago Merello, Tita nació en Buenos Aires el 11 de octubre de 1904 en un conventillo del barrio porteño de San Telmo. Tita también tuvo un medio hermano menor, de distinto padre, llamado Pascual Anselmi.
La historia cuenta que su padre falleció cuando ella tenía apenas 4 meses de edad, víctima de tuberculosis, una enfermedad corriente a principios del Siglo XX.
Tita pasó su infancia en un asilo de Villa Devoto porque su madre debía trabajar y no podía hacerse cargo de ella. También vivió en Montevideo (Uruguay) y en un campo cerca de Magdalena, donde hacía distintos trabajos como ordeñar vacas, preparar asados y cebar mates
En 1916 se trasladó a una precaria vivienda de la calle Corrientes, en Buenos Aires, donde residió con su madre. Con 12 años, Merello no sabía leer ni escribir, ya que no había podido asistir a la escuela. Sin embargo, en la década de 1920, Simón Yrigoyen Iriondo puso fin a su analfabetismo bajo la guía de Eduardo Borrás.
Para ese entonces, Tita ya había empezado a trabajar como corista en la compañía de Rosita Rodríguez en el Teatro Avenida, en “Las vírgenes de Teres”, la cual no significó una buena experiencia ya que el público la desaprobó con silbidos y abucheos. Eso no le impidió continuar y se dedicó a interpretar el tango “Titina” en las distintas cafeterías de la Avenida de Mayo, popularizándose.
Su carrera fue ascendiendo, hasta que en 1923 se integró como vedette de la revista nacional en el Teatro Maipo, en el espectáculo “Las modernas Scherezadas”, cantando su primer tango: Tango amargo.  Compartió escenario con Pepe Arias, Marcos Caplán y Luis Arata. Además, Merello alternó la actuación con contadas incursiones dentro del género discográfico.
En 1933, Tita hizo su debut cinematográfico en la película sonora “¡Tango!”. Y así comenzó a participar de distintos filmes al mismo tiempo que se presentaba en las distintas compañías de teatro. Pero es en 1937 cuando filma “La fuga” se revela como actriz dramática, desconcertando a productores y directores, por su naturalidad, su expresión y su desenvoltura
Durante años se mantuvo firme en sus producciones cinematográficas y los discos de tango. También escribió artículos para la revista “Voces” y participó como comentarista en “Sábados circulares” de Nicolás Mancera alrededor de 1968, donde cantaba y relataba anécdotas y consejos. En 1972, publicó con la editorial Kier un libro titulado “La calle y yo”, donde redactaba recuerdos, consejos, reflexiones y algunos versos y poemas de su autoría.
Tita Merello se retiró del cine en el año 1985, pero continuó actuando en teatro, tv, y radio; incluso fue distinguida como Ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en el año 1990. Sus cuadros depresivos fueron agravados por su avanzada edad y se alejó totalmente del mundo del espectáculo.
El 24 de diciembre de 2002, Merello con sus 98 años muere en la Fundación Favaloro mientras dormía por un paro cardiorrespiratorio. Antes de morir, Tita pidió que se donara el dinero que se utilizaría para comprar flores a la Fundación.
Al momento de su muerte, contaba con más de treinta películas filmadas, veinte obras teatrales estrenadas, nueve actuaciones televisivas, tres ciclos radiales y varias participaciones en espectáculos de revista.