jueves, 13 de septiembre de 2012

Tito Lusiardo: Arquetipo del porteño compadrito

Tito Lusiardo nació el 13 de setiembre de 1896 en una vieja casona de San Telmo, donde vivió hasta los 6 años. La familia se mudó a Av. Corrientes, la calle de donde ya no se iría nunca. En su último domicilio, casi esquina Paraná, una placa lo recuerda, tributo de la Legislatura porteña en 2002.
 Su verdadero nombre era César Lusiardo, hijo de Francisco Lusiardo, uruguayo y Elvira Amoedo, gallega de Vigo. Fue el mayor de seis hermanos. Cursó la escuela primaria sólo hasta el 5º grado en el colegio de San Ignacio, donde fue compañero de Jorge Luis Borges, con el que trabó amistad y compartían el lenguaje, costumbres y personajes porteños. Se inició como bailarín de tangos intuitivamente, en casas de familias, entre vecinos, cuando era un culto la amistad. Con el fin de florearse en el 2x4, Tito asistía a salones como el Rodríguez Peña, que eran verdaderas academias. No tuvo maestros. Siendo adolescente ya bailaba al compás del organito. Se fue perfeccionando en el estilo y se convirtió en un envidiable profesional. 

EN EL CENTENARIO. En la época del 25 de Mayo de 1910, fue botones en el Teatro Colón. Abría y cerraba puertas de los automóviles y recibía a la gente que concurría a funciones. Solía ver y escuchar de colado a María Barrientos, Enrico Caruso, Titta Ruffo y otros famosos divos del canto. Trabajó en varias casas comerciales, pero lo que más lo atraía era el teatro, lo sentía de vocación. Con 18 años entró en ese mundo. Empezó como figurante en la comparsa del Nacional, fue asistente utilero a telón cerrado. Allí conoció al dúo Gardel-Razzano; Tito les preparaba las sillas y sus respectivas guitarras para que cantaran su repertorio criollo. No se imaginaba que años después el destino le deparaba un vínculo cinematográfico con El Mito, que quedaría para el recuerdo. 

BAILE Y TEATRO. En el Nacional debutó en 1918 como actor bailando un tango con un smocking prestado y en pareja con la actriz Concepción Sánchez. Fue escalando posiciones y compartiendo escenarios de teatros porteños y de Montevideo, con figuras de la época. Entre las intervenciones más recordadas de Tito, se pueden mencionar los sainetes de Alberto Vacarezza: Tu cuna fue un conventillo (1920) y El conventillo de la paloma (hizo mil funciones en 1929); La muchachada del centro, con Tita Merello bailando al compás de la orquesta de Canaro (1932), obra que llegó a 476 presentaciones. También actuó en Mateo (de A. Discépolo), Al tango hay que saberlo bailar y De Gabino a Gardel (Ivo Pelay-1933). Aquí Tito pudo estrechar su amistad con El Zorzal, en su último año en la Argentina. Integraba el elenco su esposa, Delia Codebó, con quien Lusiardo se había casado en 1930. Su hija Mabel les dio dos nietos. En el intervalo de esa pieza teatral, Tito, Delia y Gardel solían compartir charlas, mate y facturas. Los papeles teatrales de Lusiardo se encasillaban en porteños compadritos, acorde a su porte y dotes de bailarín. Actuó en 250 obras, la gran mayoría de temática tanguera, hasta 1975. 

CINE. Desde 1933 y paralelo con el teatro, Tito intervino en el cine argentino hasta 1969. Estas son las más recordables películas: Dancing con García Buhr, Amanda Ledesma y Roberto Firpo; Ídolos de la radio junto a Ada Falcón, Ignacio Corsini, Canaro, Tita Merello y Olinda Bozán. En 1935 un sueño cumplido: filmó con Gardel y Rosita Moreno en Nueva York. Requerido en nuestro país siguió filmando: La muchachada de a bordo con Luis Sandrini, La vuelta de Rocha, Tres anclados en París, La vida es un tango y Gente bien, las cuatro últimas con Hugo del Carril. En El sobretodo de Céspedes (de Leopoldo Torres Ríos) tuvo el papel protagónico, con gran suceso. Siguió con: El Morocho del Abasto; Isabelita con Paulina Singerman y Sofía Bozán; Vendedora de tienda con la Singerman y Juan Carlos Thorry. También actuó en filmes referidos a Gardel, como: La historia del tango, El Morocho del Abasto y Carlos Gardel: historia de un ídolo. Tito ingresó en el libro Guinness de los récords cuando en 1969 realizó, en la nueva versión de El día que me quieras, el mismo papel que había hecho 35 años antes. Totalizó 50 películas, incluyendo una en España. 

RADIO, TV Y FINAL. En 1943, junto a Sofía Bozán hicieron las audiciones La música porteña de ayer y de hoy y Un tango para el recuerdo, en base a su biografía, entre otras. Fue un suceso por Radio El Mundo cuando integraron el Trío Alberto Anchart, Lusiardo y Severo Fernández. En televisión fue uno de los conductores de Grandes Valores del Tango por Canal 9, donde realizaba sus habituales cortes y quebradas con compañeras de lujo como: María Esther Gamas, Elsa O’Connor, Dorita Burgos, Diana Maggi y Nélida Roca. 
En marzo de 1977 sufrió una hemiplejia cuando asistía como invitado a la televisión y nunca se recuperó. Luego de estar cinco años en un geriátrico murió en Buenos Aires el 25 de junio de 1982. Sus restos fueron velados en el hall del Teatro Presidente Alvear y trasladados al Cementerio del Oeste. Tenía 85 años. Le hicieron diversos homenajes. Dejó el grato recuerdo de su porteñidad y su cariño por el tango. 

Su amistad con Gardel 

La relación de Gardel con Tito Lusiardo fue muy cordial y afectuosa. Nacida de la simpatía entre ambos y unida por el ambiente artístico y el tango. Eran colegas en el arte. Se respetaban y se querían. Tito lo admiraba y disfrutó de sus canciones en la vida. Sobre todo en el Teatro Nacional y cuando filmaron juntos las dos películas en Nueva York. El asunto se dio así: por pedido de Gardel fue llamado en 1935 para actuar con él en Long Island en El día que me quieras y en Tango Bar. Allí Lusiardo llegó a cantar el vals Suerte negra formando trío con El Mudo y Manuel Peluffo. Recordaba Lusiardo cuando se dieron el último abrazo a bordo del barco Southern Prince. Tito regresaba a la Argentina y no vería más a Carlitos, quien lo fue a despedir junto con Le Pera, Rosita Moreno y los guitarristas. La promesa de volverse a encontrar en la calle Corrientes quedó trunca por el accidente de Medellín, la encrucijada fatal. 

1 comentario:

  1. Espléndida reseña de la vida y obra de Tito Lusiardo, actor al que admiré mucho pese a lo poco que lo vi. Gracias a Tango y Folklore Argentino por publicarla. Saludos desde Tucumán. Daniel E. Chavez

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