jueves, 28 de julio de 2011

Recordando a Gardel en Mar Del Plata

Recordando a Gardel
04 de agosto - Mar del Plata

El 4 de agosto a las 11hs se le rendirá homenaje al querido Zorzal con el descubrimiento de una escultura única en uno de los puntos más transitados de la ciudad(diagonal Pueyrredon e/ H.Yrigoyen y La Rioja).

En el año del 76º aniversario de su paso a la inmortalidad, la ciudad de Mar del Plata homenajeará al cantor popular más grande de todos los tiempos con una jornada que comenzará descubriendo un monumento artístico excepcional para estar siempre cerca de aquél que inició el tango canción.
Este monumento viene a Mar del Plata para contribuir con el desarrollo turístico y cultural de la ciudad. Allí se verá a Carlos Gardel en un banco de plaza: la gente podrá sentarse junto él y sacarse fotos con la sonrisa eterna del Morocho del Abasto.
En el evento se distinguirá por su trayectoria a personalidades de la Ciudad como Ricardo Pérez Bastida ,Vicente "Cholo" Ciano ; Eduardo Zanoli, Perla Carlino Pedro Leguizamón Ruth Durante ,Pablo Tórtora, y MarioTrucco entre otros reconocimiento otorgado por el Centro de Estudios de los Intereses Nacionales (CEIN).
La producción General  del evento esta a cargo de Jose Valle de Dandy producciones y el productor local Dr. Patricio Duhalde

domingo, 24 de julio de 2011

Recuerdan a Osvaldo Pugliese a 16 años de su muerte

El pianista, director y compositor argentino Osvaldo Pugliese, quien destacó por su incursión en el tango, fue evocado a 16 años de su muerte durante la obra de teatro 'Pasión tango', que se presentó este fin de semana en la provincia de Jujuy en su país natal.

Con el protagonismo de con Hernán Piquín y Cecilia Figaredo, el montaje propone un recorrido por los diferentes estilos del tango que van del Escenario al Milonguero, ritmos que imponen sensualidad en el escenario.

Los protagonistas se enfrascan en una coreografía junto a cinco parejas, con quienes configuran una innovadora propuesta musical impuesta por el trabajo de Osvaldo Pugliese, Aníbal Troilo, Mariano Mores, Astor Piazzolla, Matos Rodríguez, Forever Tango, Luis Salinas y Andrés Serafín.

Osvaldo Pugliese nació el 2 de diciembre de 1905 en Villa Crespo, Buenos Aires. Obtuvo el título de Académico Honorario de la Academia Nacional del Tango en 1990, y cinco años más tarde, tras una breve enfermedad, falleció a los 89 años, en la ciudad de Buenos Aires.

Después de casi 75 años de actuación, con la muerte de Pugliese desapareció una de las figuras más gigantescas de toda la historia de la música del Río de la Plata, pero su fuerza tanguera continúa viva y fecunda a través de su hija Beba, gran pianista y digna continuadora del maestro.

Inició su relación con la música desde pequeño con un regalo de su padre, quien le obsequió un violín, luego fue enviado a un conservatorio del barrio de Villa Crespo, en el cual advirtió que su verdadero instrumento era el piano.

Sin sospechar que nacía uno de los más grandes autores de la música ciudadana, Pugliese comenzó a especializarse con maestros como Vicente Scaramuzza y Pedro Rubione.

A los 15 años debutó con un trío en un café del barrio llamado "La Cueva del Chancho". Para 1924 colaboró con Enrique Pollet y tocó con la bandoneonista Paquita Bernardo.

Permaneció con Pedro Maffia desde 1926 hasta 1929, cuando se asoció con el violinista Elvino Vardaro para crear un sexteto y más adelante formó un conjunto con su nombre que, sin embargo, habría de disolverse pronto.

Por esos días también integró la flamante orquesta formada por Gobbi, y más tarde pasó por los conjuntos de Daniel Alvarez, Roberto Firpo y Miguel Calo, hasta que en agosto de 1939 se presentó con su definitiva agrupación en el café "El Nacional" de la calle Corrientes.

En 1943 con la incorporación de Roberto Chanel, la orquesta de Pugliese adquirió un perfil vocal propio, que se acentuó con el agregado de Alberto Morán y luego con Jorge Maciel.

Ese año grabó su primer disco y actuó para las casas Odeón, Philips y Stentor.

El significado de la obra de Pugliese como compositor podría inferirse del simple hecho que su primer tango, "Recuerdo", de 1924, sea uno de los más importantes de la historia de este género.

Troilo dijo que "Recuerdo" era el tango que le hubiese gustado componer. Julio De Caro lo calificó como "una de las obras de arte de nuestro tango que habrá de perdurar para siempre".

El otro tema fundamental en la obra de Pugliese fue "La Yumba" tango presentado en 1943, con el que inició las giras mundiales y le valieron un marcado éxito en países como Japón, China y Rusia.

Entre sus composiciones más importantes figuran: "Negracha", "Malandraca", "El encopao", "Recién", "Barro", "Para Eduardo Arolas", "La Beba", "Adiós Bardi", "Don Atilio", "Cardo y Malvón", "Juventud", "Gauchita", "Se largó el clásico", "Corazoneando" y otros.

En 1986 fue declarado "Ciudadano Iustre" de la ciudad de Buenos Aires; en 1988 el embajador de Francia en Argentina le otorgó la condecoración como Comendador de la Orden de Artes y Letras.

En agosto de 1989, la Asociación de Coleccionistas de Tango descubrió una placa en Corrientes 960, al conmemorarse los 50 años del maestro al frente de su orquesta.

Pugliese recibió el Premio Konex en tres ocasiones, el primero por Director de Orquesta típica (1985), 10 años después una mención especial y en 2005 un premio de honor, este último en celebración a los 100 años de su nacimiento.

En 2010, fue homenajeado por las autoridades argentinas al ponerle a una estación del tren subterráneo de Buenos Aires, el nombre del artista.

A la estación Malabia del subterráneo B se le sumó el nombre del compositor de temas como "El encopao", "Corazoneando" y "La yumba", quien falleció el 25 de julio de 1995. Esta estación se encuentra en el barrio donde vivió Pugliese, Villa Crespo. 

sábado, 23 de julio de 2011

Marta Pizzo: una poeta de estos tiempos.........

Poeta, narradora, letrista, compositora, promotora socio-cultural y editora nacida en San Justo, se forjó en la Asociación Literaria La Besana, de la cual fue co-fundadora en 1994. Desde ese entonces trabaja en la organización y coordinación de actos culturales: certámenes literarios, recitales, charlas, cafés literarios, veladas poéticas y todo aquello relacionado con el Arte y la Cultura Indo-americanos.
Trabajó en Centros Culturales Barriales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en talleres literarios, de producción de revista barrial y cuenta-cuentos en jardines de infantes, plazas, escuelas y hospitales públicos.
Algunas de sus letras de tango han sido musicalizadas (entre otros) por los músicos Quique Rassetto, Emilio de la Peña, Daniel García, Raúl Luzzi, Ariel Ascheri, Rodrigo Flores, Claudia Cartié, Ana Ottati y Oscar Pometti.
Recibió numerosos reconocimientos, entre ellos, su tango A MI CALLE fue seleccionado en el Certamen Tangos Inéditos “Enrique S. Discépolo” (1998); obtuvo el Primer Premio en el Xll Certamen de Tangos Hugo Del Carril (2004) por MAGIA DE MALVÓN, ambos con música del maestro Quique Rassetto. En el mismo año fue distinguida por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires como “Vecina Participativa” de Versalles.
En 2005 La Secretaría de Descentralización y Participación Ciudadana del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires le otorgó una distinción “por su destacado compromiso participativo y solidario en su comunidad barrial”.
En 2006 la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires le otorgó un reconocimiento “por su invalorable aporte a la Cultura Nacional y Popular”.
Cuatro de sus tangos fueron incluidos en el C. D. “Tango en mi” de  Maby Escribal y Quique Rassetto, como así también en el libro de enseñanza de idioma castellano Enjoy the Tango of Learning spanish editado por Demian Gawianski.
En 2007 y 2008 participó en la organización y como jurado en el Concurso de Letras de Tango del Festival Internacional Patagonia y Tango de Bariloche.
Compartió la publicación de ocho antologías: Estampas de un Tiempo Nuevo, Semillas de Violetas Cautivas y Manantial de los Espejos, editadas por La Besana; Palabras Urgentes Editorial Dunken; + de 100 Tangos Nuevos editado a través de Letrango, Los Chicos de Floresta – Sucesos 2001 a través de la Asamblea Barrial de Floresta, Relatos para leer sin prisa y con pausa editado por Radio de la Ciudad, y Alma de Tango -pasiones encontradas-, editado junto al poeta catalán Ángel M. González Carazo y la artista plástica Alejandra Díaz Goberna.
Tapa_Puerto_PalabrasEn agosto de 2007 presentó por primera vez su libro PUERTO PALABRAS.
En 2008 resultó ganadora del Primer Premio, en el concurso “Por una Argentina que cante”, organizado por la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (SADAIC), con el tango CADA ESPERA ES UN ADIÓS, musicalizado por el maestro Emilio de la Peña, y obtuvo Mención de Honor en el Certamen Hugo del Carril (2008) por el tango UN VIENTO AZUL, música de Ana María Ottati.
Su tema MI NUBE ROSADA, musicalizado e interpretado por Maby Escribal, fue utilizado como fondo musical en el cortometraje “La torta” realizado por Carlos Dorna.
En enero de 2009 se estrenó en la Ciudad de San Carlos de Bariloche el musical HERENCIA TANGUERA, escrito y protagonizado por Paola Schiavoni, con Luis Caram y elenco, cuyo tema principal -que lleva el nombre de la obra- le pertenece, y ha sido musicalizado por el maestro Ariel Ascheri.
En marzo de 2009 participó de un “Encuentro de poetas” dentro del marco de la 8va. Cumbre Mundial de Tango realizada en la ciudad de Bariloche, Argentina.
Fue incluida en el documental “De los barrios, Arte”, producida por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCPC10), como reconocimiento a su labor como escritora popular, presentada el día del Vecino 2009.
Participó como Autora Matancera, en la Feria del Libro de La Matanza 2008 y 2009.
En noviembre de 2009 su poema TRES ALMAS recibió Mención de Honor de parte de la Biblioteca Popular Veladas De Estudio Después Del Trabajo, de Avellaneda.

jueves, 21 de julio de 2011

José Basso

El pianista, director y compositor José Basso, apodado Pepe, nació en Pergamino, provincia de Buenos Aires en enero de 1919. Fue jugador de Fútbol en la primera de Boca Juniors.
Trabajó en la orquesta de los hermanos José y Emilio De Caro, con Tinelli, Anselmo Aieta y Alberto Soifer.

Pero su éxito fue mayor cuando participó en el piano en la orquesta de Aníbal Troilo.

Al cabo de un tiempo organizó su propia orquesta con Ricardo Ruiz y Ortega del Cerro en la voz y encontró su propio estilo.

Era muy notable una brillantez sonora inconfundible donde sobresalían los excelentes solistas del conjunto. Participaron en esta orquesta músicos como Mauricio Mise, Osvaldo Rodríguez, Rafael Del Bango, Omar Murtagh, Francisco Fiorentino que trajeron grandes éxitos.

Basso es el compositor de canciones como "Rosicler", "Me están sobrando las penas", "Amor y tango".

Musicalizó "Milonga de Albornoz" y "Milonga de los orientales" , de Jorge Luis Borges.
José Basso falleció en 1993.

martes, 19 de julio de 2011

Fado-Tango Club en el Caff: Karina Beorlegui y Los Primos Gabino

Fado-Tango Club , 3era temporada en el Caff del 1er ciclo de encuentro entre el fado y el tango en Buenos Aires, con Karina Beorlegui, creadora, productora y voz en los conciertos, y Los Primos Gabino (Juan Pablo Esmok Lew, Nacho Cabello y Esteban Ruiz Barrea) en guitarras, portuguesa, criolla, cavaquinho y guitarrón.
5 de agosto: por 1era vez una invitada portuguesa! Invitada especial directamente desde Lisboa: Fernanda Paulo ...y Dulio Moreno (fadista jóven local, representante de la comunidad portuguesa en Argentina)
Los esperamos con la calidez de siempre, grandes éxitos de tango y fado y un verdadero cruce entre ambos géneros!
Entradas:
$40.- estudiantes, jubilados y anticipadas :
(Musetta Caffé
Billinghurst 894 - Esquina Tucumán - Tel.: 4867-4037)
$50.- Reservas por mail y en puerta
caff@fernandezfierro.com

ya podés comprar las entradas o hacer tu reserva!

KARINA BEORLEGUI Y LOS PRIMOS GABINO
Invitados 5 de agosto:
FERNANDA PAULO (Desde Lisboa!)y
DULIO MORENO

Auspician este evento: Embajada de Portugal en Buenos Aires, Posada San Bras (www.posadasanbras.com) y Centro Patria Portuguesa

domingo, 17 de julio de 2011

GRAN HOMENAJE A CARLOS DI SARLI EN FESTIVAL MUNDIAL DE TANGO BUENOS AIRES 2011.


El  Director Artístico del Tango Buenos Aires Festival y Mundial del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires  GUSTAVO MOZZI manifestó que dentro del desarrollo del mundial de tango 2011 y como evento destacado del mismo, el 27 de agosto a las 19 hs en el “Teatro de la Ribera” sito en Pedro de Mendoza 1821, en el barrio de La Boca, y a raíz de una propuesta presentada por el productor artístico JOSE VALLE, se llevará a cabo un gran  y merecido homenaje al pianista y compositor CARLOS DI SARLI, espectáculo este que protagonizará la cantante GABY “LA VOZ SENSUAL DEL TANGO”, secundada por el trío del maestro NORBERTO VOGEL, el bailarín y coreógrafo JESUS VELAZQUEZ, artistas que ejecutarán la obra de DI SARLI. Además, el historiador y abogado Dr. EDUARDO GIORLANDINI dará una charla sobre la vida y obra del notable pianista bahiense.
CARLOS DI SARLI: Dos tangos de su autoría son considerados clásicos del género. El primero es en homenaje a su maestro Osvaldo Fresedo y se llama “Milonguero viejo”; el segundo es un reconocimiento a su ciudad natal, “Bahía Blanca”. No son sus únicas creaciones, pero son las más memorables. Tan memorable como su famosa mano izquierda, “su zurda milonguera”, como dijera un crítico, esa zurda que le otorgaba al sonido del piano un toque distintivo y distinguido, pleno de sutilezas y matices. La mano izquierda de Di Sarli se reconocía por esa manera de decir, de acentuar, de modular.
Julián Plaza, que en algún momento integró su orquesta de 1958 decía que lo que más le asombraba de Di Sarli era que con recursos tan simples le haya arrancado a la orquesta sonidos tan lindos. Esa “simpleza” a la que se refería Plaza no era casualidad o el producto de una improvisación, sino la consecuencia de una fina sensibilidad musical y un rigor profesional desarrollado desde su primera adolescencia.
El nombre de Carlos Di Sarli integra por legítimo merecimiento la llamada generación del cuarenta, esa camada de músicos que renovaron el tango, lo hicieron popular y sentaron las bases para los futuros movimientos de vanguardia. Allí están Aníbal Troilo, Osmar Maderna, Miguel Caló, Mariano Mores, Horacio Salgán, Osvaldo Pugliese, Ricardo Tanturi y por qué no, el propio Astor Piazzolla. En esa primera línea de músicos, Di Sarli se incluye por méritos propios. Sus lentes ahumados y su piano constituyeron una imagen clásica que contó con adherentes tan leales como exigentes.
Eran los años en que el tango se bailaba en el centro y en los barrios, en los distinguidos salones y en los modestos clubes. Cada cabaret tenía su músico preferido; cada músico contaba con su propia hinchada. En esa competencia por la popularidad, Di Sarli fue uno de los más aclamados. La imagen suya, sentado frente al piano con sus lentes ahumados y su leve sonrisa se transformó en un clásico.
Oscar del Priore define muy bien su estilo: “Con el melodismo de Fresedo pero con un basamento rítmico propio apoyado fundamentalmente en su piano conductor, Carlos Di Sarli presenta en el ‘40 su renovado conjunto, equilibrio exacto de las distintas épocas porteñas, excepcional intérprete de los viejos temas instrumentales, favorito de los bailarines y, además, ubicado en repertorio cantado”.
Había nacido en Bahía Blanca en 1903, la ciudad de Ezequiel Martínez Estrada y Eduardo Mallea, una ciudad que hoy lo recuerda y lo honra con nombres de calles, edificios públicos y museos. La música fue una de las pasiones de su padre italiano. Sus hermanos Domingo, Nicolás y Roque fueron músicos. Su madre, Serafina Russomano, era hermana de un conocido tenor oriental. Digamos que la música lo acompañó desde la cuna y el piano desde su primera infancia.
Se sabe que toda profesión auténtica es hija de una obstinada vocación. Di Sarli fue esa vocación, ese esfuerzo y ese rigor. Desde el adolescente que tocaba en improvisadas orquestas en los bares de Bahía Blanca al maduro profesional que grabó para Phillips y Roca Víctor y convocó audiencias en radio El Mundo, hay una trayectoria en ascenso jalonada por diversos experimentos.
El director de orquesta que asombró por su talento en la década del cuarenta, hace sus primeros “pininos” profesionales en la orquesta de ese gran bandoneonista que fue Anselmo Aieta. Antes de constituir su primera agrupación trabajó con el violinista Juan Pedro Castillo y con el trío de Alejandro Scarpino, el autor de “Canaro en París”. A Osvaldo Fresedo lo descubrió en esos años y en algún momento integró la orquesta que luego se lució en el mítico cabaret Chantecler. De aquellos años, circula la leyenda -nunca verificada- que en algún momento fue pianista de Juan D’Arienzo. El músico que crece y pule su estilo se estaba revelando también como compositor y arreglador. En esos años, Juan Pacho Maglio graba uno de sus primeros tangos, “Meditación” y es para esa época que escribe “Milonguero viejo”.
Amigo de Discépolo, lo ayudó a componer la música de sus letras. “Soy un arlequín” lo estrena Tania en el Follies Vergere y el invitado de gala es Di Sarli en homenaje y agradecimiento por el asesoramiento brindado a su amigo. Entre 1927 y 1928, constituye su primer sexteto. En los bandoneones, estaban César Gizo y Tito Landó; en los violines, José Pécora y David Abramsky, mientras que Adolfo Kraus se desempeña en el contrabajo. Los cantores son, entre otros, Ernesto Famá y Fernando Diez, En 1932 se incorpora Antonio Rodríguez Lesende, el célebre “Gallego”, para más de un tanguero el mejor cantor de tangos después de Gardel, el único cantor que fue capaz de decirle que no a Aníbal Troilo y la obsesión de todo coleccionista porque ha grabado muy pocos tangos y conseguirlos es una verdadera proeza.
Después de unos años de voluntario ostracismo o, según se mire, de severo aprendizaje, porque en esos años se relacionó con Juan Carlos Cobian y Ciriaco Ortiz, además de un fugaz pasaje por la orquesta de Juan Canaro, Di Sarli. Recién a fines de 1938 comienza a organizar nuevamente su orquesta que debutará en Radio El Mundo en enero de 1939, conformada de la siguiente manera: piano y dirección Carlos Di Sarli; los violines de Roberto Guisado, Ángel Goicoechea y Adolfo Pérez; en bandoneones Roberto Gyanitelli, Domingo Sánchez y Roberto Mititieri; y Domingo Capurro en el contrabajo; el cantor era Ignacio Murillo, luego reemplazado por Roberto Rufino
Sus cantores fueron un sello distintivo de la orquesta. Los más destacados serán Roberto Rufino (se inició con Di Sarli con 16 años) y Jorge Durán, con dos temas que serán los grandes éxitos de sus repertorios: “Tristeza marina”, por Rufino y “Whisky”, por Durán. A estos nombres, hay que agregarles en un mismo nivel de calidad cantores a Alberto Podestá, Carlos Acuña y Oscar Serpa. Entre 1939 y 1949, la orquesta graba 156 versiones y en esos temas, en la calidad de su interpretación, en la selección de las letras, puede escribirse un fragmento decisivo de la historia del tango. Ya para esa época se lo conoce como “el señor del tango” una designación que honra su señorío.
En 1958, Di Sarli constituye su última orquesta. La línea de violines es de lujo: Elvino Bardaro, Roberto Guisado y Juan Schiaffino. Lo mismo puede decirse de los bandoneones: Libertella, Plaza y Marcucci. Di Sarli murió en 1960, en la plenitud de su capacidad creativa. Como todos los grandes, sus contemporáneos y quienes se consideraron sus discípulos lo honraron con creaciones memorables. Aníbal Troilo compuso en su homenaje “Sinfonía para un recuerdo”, y Osvaldo Tarantino “Adiós
El nombre de Carlos Di Sarli integra por legítimo merecimiento la llamada generación del cuarenta, esa camada de músicos que renovaron el tango y lo hicieron popular.
En esa competencia por la popularidad, Di Sarli fue uno de los más aclamados. La imagen suya, sentado frente al piano con sus lentes ahumados y su leve sonrisa se transformó en un clásico.
Tango Buenos Aires sintetiza una pasión que año tras año incrementa sus seguidores no solo en Argentina sino también en el mundo y fortalece el compromiso con el patrimonio histórico, el crecimiento y la proyección del Tango en todas sus expresiones.
El crecimiento, proyección e importancia del Tango en el mundo ha logrado tal magnitud que en diciembre de 2009 fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por decisión del Comité Intergubernamental de la UNESCO. Del mismo modo y desde febrero de 2010 el Tango tiene una sala oficial y exclusiva en la Ciudad: el “Teatro de la Ribera”, Inaugurado en el año 1971, con una capacidad para 700 personas, es un Teatro que existe gracias a otra de las grandes donaciones realizadas por Quinquela Martín que deseaba fundar un teatro para que todas las personas con inquietudes artísticas pudieran disponer de esta sala durante el transcurso de una semana. Las mismas tienen un gran valor gracias a las enormes pinturas de Quinquela Martín. También allí funcionó un coro, una asociación de teatro infantil y se presentaron conciertos, ciclos y conferencias gracias al apoyo de artistas que permitieron con su aporte el desarrollo de este proyecto. Hoy sigue funcionando como teatro con una programación de obras del under y el teatro experimental de gran calidad y pertenece al “Complejo Teatral de la Ciudad de Buenos Aires” dependiente de la Secretaría de Cultura de la Ciudad.  en el barrio de La Boca. Allí toda la programación está dedicada exclusivamente a la música porteña, con milongas, shows, clases y exposiciones.
Tango Buenos Aires también comprende el Festival y Mundial de Baile: evento tanguero de mayor repercusión internacional. Miles de bailarines y público de todo el mundo llegan a la Ciudad para participar y vivir las diversas actividades que ofrece este evento que tiene ya su fecha consagrada en el mes de agosto.
Del mismo modo, pero con carácter local y dentro del ámbito de las milongas, todos los años se realiza el Campeonato de Baile de la Ciudad, que se extiende a lo largo y ancho de la Ciudad, recorre los barrios porteños y cada noche de la competencia concreta una milonga distinta.
De esta manera, cada vez más actividades y eventos vinculados al género le dan riqueza a la agenda cultural porteña y enriquecen este bien que resume lo más singular y genuino de nuestras manifestaciones artísticas y culturales, mostrando los rasgos distintivos de la cultura porteña que conjuga la tradición, la renovación y la diversidad de una música que identifica a una Ciudad orgullosamente tanguera.

viernes, 8 de julio de 2011

Cátulo Castillo cuenta anecdotas de su vida

Cuando mi padre tenía 20 años robó a mi madre y se casó con ella. La sacó de los alredores de La Plata donde mi abuelo trabajaba en un stud como cuidador. Fue a comienzo del año 1905.
«Se fueron a vivir a Buenos Aires a una casita de la calle Castro 947. Yo nací el 6 de agosto de 1906, a las cinco de la tarde. Caía una lluvia tremenda y hacía un frío de la madona. Mi padre trabajaba en los Tribunales, y un amigo suyo, Edmundo Montagne, también poeta, le avisó: “Pepe, ha nacido tu hijo Cátulo”. Ese amigo ya tenía previsto el nombre. Mi padre corrió a la casa, me quitó de al lado de mi madre, me sacó los pañales, salió al patio, me puso debajo de la lluvia y exclamó: “¡Hijo mío, qué las aguas del cielo te bendigan!”


«A causa de tanto lirismo y ritual anarquista, me pesqué una pulmonía que me tuvo durante tres o cuatro meses entre la vida y la muerte. Dos días después junto a sus amigos fue al Registro Civil para anotarme. “¿El niño cómo se va a llamar?” —preguntó el empleado—. “Descanso Dominical González Castillo” —dijo mi padre—. El empleado se negó, mi padre se enfureció y por poco se van a las manos. Privó la actitud de quienes lo acompañaban y quedó Ovidio Cátulo. Aquel intento se debía porque recientemente habían promulgado la ley de no trabajar los domingos, una  vieja aspiración libertaria.
«En 1910, sus ideas lo llevaron a exilarse en Chile. Allí marchó toda su familia, recalamos en Valparaíso, buenos años los pasé mirando el Pacífico. Cuando en Buenos Aires, en el teatro Nacional, le estrenaron su sainete “La serenata”, había pasado el peligro y regresamos. Pasamos a vivir en San Juan 3957, era 1918.
«Con las obras que escribía y se estrenaban, mejoró nuestro nivel de vida. Nos mudamos varias veces, hasta que hubo casa propia, estaba en Boedo 1060, esa calle, luego barrio, era una extraña república con la que mi padre tuvo mucho que ver. Allí, un viejo músico italiano, Juan Cianciarulo, me dio las primeras lecciones de violín y luego de piano, en el Conservatorio Bonaerense.
«Muy pronto comencé a componer y también a escribir llevado por mi admiración por Ruben Darío. Mi padre me enseñó mucho, gracias a él tuve una formación culta. Cosa extraña: mi padre que adoraba a sus clásicos, era un gran autor de sainetes lunfardos. Todo lo que sabía lo convertía en expresión porteña.
«En uno de sus viajes a Buenos Aires, un día llego a casa y me lo encuentro a Ruben Darío, mi padre lo invitó a comer. Lo vi como una especie de gigante, con su larga melena algo rizada y siempre despeinada. Tenía facciones de chinote y fumaba interminables puros cuya ceniza le caía en las solapas. Era corresponsal del diario La Nación, en Europa. Mi padre compró champagne ese día y él lo batía con un cigarro que luego encendió, entonces tomaba un trago y daba una chupada al cigarro. Tenía voz grave y al hablar incluía palabras francesas.
«Días después de la visita escribí: “Duerme y sueña la princesa/ sobre su lecho de rosas./ La cabeza de su alteza/ tranquilamente reposa”. Mi padre lo leyó y dijo: “¿Lo escribiste vos? Se parece a Darío”. Junto con Carriego fueron las influencias de mi niñez. A Carriego lo vi una sola vez, traía un libro. Me di cuenta que usaba cuello y puños “Mey”, los más baratos, de cartón, con una pechera, se disimulaba la falta de camisa. Artistas y poetas eran muy pobres.

«Mi casa fue también reducto de payadores, desfilaron todos, y recuerdo a Betinotti, delgado, medio rubión, con una calvicie incipiente, me daba la sensación, quizás por mi edad, que era pretencioso, se conducía ostensiblemente. A mi casa venía con sus escritos para que mi padre les diera el visto bueno o sugiriera alguna corrección. Otro fue Luis Acosta García que me propuso acompañarlo con piano o violín, que ya dominaba bastante, en sus giras por las glorietas y teatros. Ocurrió sólo algunas veces, yo en el piano, Jerónimo Sureda en bandoneón y un muchacho Furloni.
«En Boedo mi padre fundó la universidad popular, en ella enseñaba inglés, que sabía muy poco, pero igual lo hacía. También fue fundador y animador por años de la peña Pacha Camac, que comenzó funcionando en los altos de una confitería, “Biarritz”. De allí salieron actores importantes, gente de teatro, escultores como Riganelli, venía gente del diario “Crítica” donde había trabajado. Él estuvo en el comienzo del grupo de “Boedo”, contrapuesto al de “Florida”, bastante parecidos en su composición pero con otras ideas menos radicalizadas. El grupo nació en la librería Munner, en Boedo 833. Munner era un alemán muy inquieto que reunía a los muchachos en la trastienda de su negocio. Así, la calle que aún no era barrio comenzó a tener una vida cultural propia que se irradiaba a los barrios vecinos. Su apogeo fue en las décadas del veinte y el treinta.
«En 1928 yo ya tenía mi nombre como músico, mis conjuntitos y había compuesto la música de un tango con letra de mi padre, que él había titulado “Organito de la tarde”. “Te vas a inscribir en un concurso que hay en la Casa Max Glücksmman”, me dijo. Allí participaban los grandes de la época. El tema de mi tango era muy “carriegano”. Así me lancé a la vida profesional con la protesta de aquellos ya consagrados. La voz cantante fue la de Juan de Dios Filiberto que se presentó ante mi padre bastante exaltado: “¡Usted lo está echando a perder al mocoso ese, porque va a entrar a la competencia final conmigo. Y si me gana, sepa señor Castillo, que yo me he criado matando vigilantes”. Mi padre se paró y agrandándose le dijo: “Sepa que yo me crié matando sargentos. Les daba dos puñaladas de ventaja y los cagaba a patadas”. Así conocí a Filiberto y así fue como en el concurso me prendí con un tercer premio.
«Al año siguiente mi padre era director de compañía en el Teatro San Martín, en el elenco estaba Azucena Maizani que cantó nuestro tango y tuvo gran éxito y difusión. Pero yo no estaba, ya que en el 28 había viajado a Europa y en Francia me encontré con Gardel a quien conocía de habernos cruzado en esa casa Glücksmman. Él admiraba mucho a Tita Ruffo y otros cantantes italianos. Se metió en la claque del Teatro Coliseo sólo para escuchar a los grandes artistas, como impostaban las voces y otras cosas, luego ensayaba en su casa. Con el paso del tiempo me grabó ocho títulos: “Organito de la tarde”, “Acuarelita de arrabal”, “Aquella cantina de la ribera”, “Caminito del taller”, “Corazón de papel”, “Juguete de placer”, “La violeta” y “Silbando”.
«A mi vuelta de Europa, en la década del treinta, ingresé como profesor del Conservatorio Municipal de Música, pese al desprecio de los otros profesores y del propio director Enrique Fantoni. “¡Cómo un tanguero va a dictar clases de solfeo!”. En 1933 intervienen la escuela, ponen en el cargo a Luis V. Ochoa, quien me da los cargos de profesor en pedagogía, historia de la música y acústica musical. Más adelante me presenté a concurso y me nombraron secretario, luego vicedirector y después, en la década del 50 director. Con ese cargo me jubilé. El lapso que va de los 30 a los 40, estudié mucho, desde los cantos gregorianos a los románticos alemanes.
«Ahora quiero hablar de una amistad que nació casi en la adolescencia y se prolongó hasta su muerte. Fue la que tuve con Homero Manzi. Lo conocí cuando aún andaba en pantalones cortos. Yo vivía en Loria 1449 y él a la vuelta, en Garay 3259. Pasaba silbando por la puerta de casa. Yo tenía 17 años y él uno menos. Cuando supo que yo era el autor de “Organito de la tarde”, se acercó y me dijo: “Mirá Cátulo, yo tengo una letrita ¿sabés?, se llama “El ciego del violín”, ¿No te gustaría ponerle música?”. Le dije que sí, que me trajera la letra. Era muy buena, dedicamos el tango al viejo Carriego y, finalmente, se tituló “Viejo ciego”. Con este tema Manzi se iniciaba como autor.
«Más tarde le presenté un pelado que venía a mi casa: “Este es un muchacho que compone muy bien —le dije—, juntos pueden hacer grandes cosas”. El muchacho era Sebastián Piana. Era hijo de un peluquero que tocaba muy bien la guitarra. La peluquería quedaba en Castro Barros a media cuadra de Rivadavia, donde hoy está la Federación de Box. Cuando se iba el último cliente, se bajaba la persiana y meta música en la trastienda.
«Iban payadores como Cazón o Ramón Vieytes, muy célebre en su época. Mi padre lo admiraba, una vez me dijo: “¡Vos no sabés quien es este señor atorrante!”. Cierta tardecita se apareció por casa todo sucio, con los pantalones rotos. “¿Está Pepe”, me preguntó. “¿Qué Pepe? —le dije. “Y... Pepe Castillo”. Entré y le dije a mi padre: “Mirá papá, ahí está un atorrante que te busca, te quiere ver, pero me parece que es un reo. Se llama Ramón Vieytes”. Mi padre dio un salto, abrió la puerta y le gritó: “¡Entrá hermano! ¿Cómo estás así?”. Tomó algo, le regaló un traje y le dio diez pesos. Cuando se fue me dijo: “Este hombre tiene un talento descomunal”.
«Piana le dio una nota a papá, donde su padre le preguntaba si podía salvarlo del servicio militar. Y como tenía contactos, lo salvó. Entonces era alumno del profesor Ernesto Drangosch, cuando se sentó al piano demostró el músico que era. En eso dijo: “Señor Castillo, hay un concurso que organiza la fábrica de los cigarrillos “Tango”. Yo tengo una música compuesta ¿No querría usted ponerle letra”. “Sobre el pucho”, contestó mi padre”.Y esa frase fue el título definitivo y el comienzo de la carrera de Sebastián. Con Manzi salíamos los tres. Homero decía, “no se olviden que estamos viviendo la época de oro del tango”. Como si hubiera presentido que algún día no sería igual».
Publicado en La Opinión Cultural, 13 de abril de 1975.